Microcuento

Todas las noches, arropado en su cobija sucia, el vagabundo la miraba a través del cristal del almacén. ¡Era tan hermosa! Sus ojos la desnudaban hambrientos y en su mente bullían fantasías donde él la acariciaba y la hacía suya. Ella también le observaba con ojos vacíos y lejanos que enmascaraban un deseo imperioso de libertad. Le envidiaba.
Una noche, al acercarse, él se percató que la puerta de la tienda tienda estaba abierta…
Al día siguiente, el dueño del local se sorprendió al ver que en vez del bello maniquí femenino, en su lugar se encontraba el de un vagabundo. El dueño era un hombre práctico que sabía sacar partido a las situaciones adversas. Así que lo limpió y arregló para que anunciara un traje.
Esa noche, la que miraba desde la calle era ella, sabía que detrás de la fría indiferencia del maniquí, había desesperación. Estaba hecho, era ella o él. Se dió medio vuelta y se perdió en la ciudad.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
https://bloguers.net/literatura/el-vagabundo-el-maniqui-microcuento/
Muy bueno!
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Gracias!
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Precioso, Ana.
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Muchas gracias!
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Preciosa historia Ana. Hermosa demencia
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Gracias Jaime!
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El principio y la imagen me hicieron acordar a una canción de Serrat, que habla de un hombre y un maniquí. Igualmente, el desenlace no tiene nada que ver y me encantó! Muy buen giro 😉
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Muchas gracias Flor! Por cierto Serrat me encanta! Saludos!
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Como le ha hecho el lío, pobre hombre.
Ana, muy bueno el giro final.
Espero que hayas solucionado los problemas del blog, que vaya susto cuando he leído que le habías eliminado.
Un abrazo.
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Gracias Ángel, se me ocurrió la «brillante» idea de cambiar la URL de mi blog y se hizo un lío porque el sitio sigue pero si lo buscas con el antiguo nombre dice que se borró. Pero bueno. Me gusta mucho leerte y no quería perderte como contacto. Gracias Ángel. Saludos
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Creo que has elaborado una resolución magnífica dotando al final de relato con un aspecto imprevisto. La absorción del ánima. Un abrazo.
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Hola Carlos, si es un relato medio metafísico jajaja, dotando al maniquí de una especie de consciencia, deseo. Ya sé que suena muy loco. Te mando un abrazo…
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Pues me ha encantado.
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Es maravilloso cómo cada detalles que escribes, Ana, nos va conduciendo al inevitable final. ¿Quién abrió la puerta? ¿Descuido o trampa? Fascinante. Saludos
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Muchas gracias Alejandro! Un abrazo!
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No me esperaba el final, maravilloso. Saludos
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Muchas gracias por leer y comentar.
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Un final sorprendente, una sustitución vital dándole vida al maniquí. Muy bueno y para nada loco. Un abrazo Ana.
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Muchas gracias por pasar Sabius. Saludos.
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Muy bueno! Esperemos que alguien caiga en algún momento a reemplazar al pobre hombre
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Siii! Pobre…
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Muy bueno, Ana. Qué bueno que estás de vuelta.
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Gracias Edgar! Saludos!
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