
«Convivir es difícil», pensó Cecilia mientras se ponía crema desinflamatoria sobre los golpes. «Las parejas tienen problemas, superaremos esto». Pero muy en el fondo sabía que no, que los arranques de Leo no eran normales y las palizas cada vez eran más frecuentes. Se maldijo por ser mujer pues ella no era contrincante para él. Reflexionó que en lugar de que a una le enseñaran a cocinar o a lavar ropa, mejor sería aprender a defenderse. Una vez ella había tratado de darle una patada en los huevos, pero le fue peor, ya que esa vez su marido le pegó como nunca. Terminó de ponerse el ungüento y cojeando fue a la cocina a preparar la cena de Leo y se la dejó sobre la mesa. Quién sabe a qué hora llegaría, últimamente le daba por llegar en la madrugada borracho y provocador.
Se durmió llorando de dolor y de coraje.
Despertó convertida en un gigantesco escarabajo. Vio con horror que en lugar de piel su cuerpo estaba cubierto con un exoesqueleto iridiscente y sus manos eran ahora tenazas mortíferas. «¿Pero qué diablos?», pensó mientras el miedo la dominaba. Aún conservaba su mente humana, pero sintió que con cada segundo el bicho la iba anulando cada vez más. Se dio cuenta de que Leo no estaba a su lado y se quedó ahí tratando de entender qué estaba pasando.
Escuchó o sintió, no supo diferenciarlo, una puerta abrirse. Bajó de la cama y cuatro patas peludas la llevaron al baño, donde Leo estaba orinando. Seguramente acababa de llegar después de coger con quién sabe quién, estaba borracho y le costaba mantenerse derecho. Una rabia incontenible se apoderó del insecto y violentamente entró al baño. El hombre apenas se dio cuenta de lo que pasaba. Las formidables tenazas cortaron el pene y Leo empezó a deshacerse en gritos de dolor que solo pararon cuando su cabeza cercenada rodó por el piso cual pelota. Todo fue rápido y automático. Ver a Leo así, decapitado y con el pene sangrante le dio una extraña satisfacción.
«¿Qué te pasa pendeja? Estás gritando como loca. Cállate hija de tu puta madre o te rompo el hocico». La silueta de Leo se dibujó en la puerta y Cecilia se percató que todo había sido un sueño. Se limpió la cara llena de lágrimas y se acomodó para seguir durmiendo. En ese momento tomó una determinación: lo dejaría por fin.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
https://bloguers.net/literatura/ella-el-escarabajo-microcuento/
Nota: Me queda claro que la violencia se ejerce, no por ser hombre o mujer sino por otros factores, y que no es privativo de un solo género. También que dentro de las relaciones humanas se dan muchos tipos de violencia: verbal, física, económica, etc.
Tremendo relato, Ana. Un tema, el del maltrato, sobre el que hace falta mucha concienciación. Me ha gustado tu historia.
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Muchas gracias Marta. Saludos…
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Brillante cuento corto!! Una pena que haya sido un sueño…no…no quise decir aquello de «Ojo por Ojo». Es cierto la violencia se ejerce sin distinción de sexo y de distinta manera; pero indudablemente la que esta mas sometida es la mujer, tal los datos y estadísticas que abundan en cuanto a femicidios o violencia de genero. Mientras los gobiernos solo ejerzan desde sus Organismos la diminuta tarea de contención y el Poder Judicial no actué de pleno derecho, esos lamentables y aberrantes sucesos continuaran en cualquier lugar del mundo justamente ahora, mientras te escribo. Un cálido saludo.
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Muchas gracias por tu saludos y comentario, ¡un abrazo!
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Otro abrazo de vuelta; con pañuelo verde incluido!!
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Una terrible situación. Hay que tener presente que, quién es víctima necesita ayuda y apoyo y quién hace de victimario una ley justa y precisa. Un besazo.
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Gracias por pasar Carlos, sí, cualquier tipo de violencia es terrible. Un abrazote!
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Me quedo con la referencia a un tiempo kafkiana y borgiana: El sueño termina siendo el factor de decisión, ni más ni menos. Y el brevísimo final con que lo indicas te acerca aún más al existencialismo. Gran relato, Ana. Saludos
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Muchas gracias Alejandro, te mando un abrazo!
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Ana. más que una historia es una realidad, lo importante es dar el paso de marcharse.
Como siempre muy bien contado, con su pincelada de fantasía que tanto me gusta.
Un beso.
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Muchas gracias Ángel! Te mando un abrazo!
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Relato escalofriante por el tema, el maltrato. El enfoque me ha encantado. Felicidades por tu relato! Saludos, Ana!
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Muchas gracias por leerlo y por tu comentario!
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Muy bueno, Ana. Que le corten el pito a todos los machos.
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Jajaja 😘😘😘
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Tsss tremendo, Ana, un tema bien -tristemente- cotidiano el cual debe detenerse. Está tremendo ¡Bravo!
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Muchas gracias! Un abrazo…
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Me encantó tu onirico relato. El trasfondo del grito de protesta; el YANOMAS, son un tema que prefiero no comentar, pues me explayaría en demasía. Felicitaciones Tigrilla.
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Dado que el sueño, quedó en sueño, tal vez unas gotitas de arsénico en la cena de esta noche y asunto resuelto. Que no aplaudo esta salida, pero sin duda, se podría pensar….Excelente texto. Un abrazo.
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Impresionante cómo la historia apuntaba hacia Gregorio Samsa y acabó siendo otra muy distinta y cruel.
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Ana, necesitamos educar y reeducar/nos. Respetar y respetar/nos. Mientras no cambiemos nuestras actitudes, todo seguirá.
Buen relato, pero en cierta forma, ese sueño se ha hecho realidad en alguna localidad cercana a la mía.
Besicos muchos.
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Hola Nani, gracias por comentar. Lo que dices es una gran verdad.
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