
—Mamá ¿Llueve? Oigo truenos.
Los ojitos azul pálido del pequeño Vanko miran asustados a su madre quien lo abraza fuertemente. A lo lejos se oyen ruidos terribles causados por los misiles que caen sobre la ciudad. ¿Cómo explicarle que no es la naturaleza lo que escucha, sino la ira de los hombres?
«No dejaré que la inmundicia de esta guerra ensucie su inocencia», piensa.
—Si, mi amor. Llueve, llueve muy fuerte. Hoy no podrás salir, pero mañana invitaremos a tus amigos Fedir y Yoan a que jueguen contigo en casa.
Oxana quisiera con todas sus fuerzas, que lo que dice fuera verdad, pero siente un presentimiento espantoso. Un frío que nace en el estómago y que se esparce por todo su cuerpo como alfileres helados. Abraza aún más fuerte al niño, tan fuerte que le hace daño sin querer. En ese momento, del cielo cae una bola de fuego sobre la vivienda, tras el infierno, solo queda el silencio y las ruinas humeantes.
—¿Mamá dónde estamos? Te ves …diferente —dice Vanko, su mirada azul en absoluto arrobamiento mientras mira a Oxana que parece resplandecer.
Ella sabe que han muerto. Inmediatamente después de morir tuvo una visión de sus cuerpos sin vida, desparramados en la tierra obscurecida por el fuego. El miedo y el frío que había sentido se han ido, ahora nada más sienten paz, una paz inmensa, incomprensible. Se encuentran en una colina vestida del verde más puro, el cielo sobre sus cabezas es de un azul intenso, interrumpido aquí y allá por blancos rebaños de nubes viajeras. Vanko se aleja un momento mientras juguetea alegre entre la hierba. Oxana sabe que donde están ahora, no podrá alcanzarlos la perversión de la guerra. Los intolerantes, los agresivos, los amorales, los perversos, los hijos de la ira… Todos ellos quedaron muy lejos y no podrán dañarlos más.
Autor: Ana Laura Piera /Tigrilla
Nota: Vanko y Oxana, podrían ser Ahmed y Nayua, o Juana y Pedro etc. Los personajes son ficticios pero sabemos que muchos seres humanos vivieron o viven hoy lo que aquí describo. En una guerra, (sea donde sea y por las razones que sean), no hay cosas buenas, todo es injusticia y los que más sufren son los civiles. De corazón deseo que más allá de la muerte haya paz, o… silencio.
https://bloguers.net/literatura/el-pequeno-vanko-microrrelato/
¡Ay, Ana ! ¡Qué bonito! Un micro que encoge el alma. Dulce, triste y muy conmovedor.
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Muchas gracias Marta…
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Una realidad que se expande por toda la tierra aunque no se presente de la misma manera, triste, muy triste, sin embargo muy cierta. Un abrazo
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Saludos, Themis, gracias por pasar.
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Conmovedor y triste relato que has llenado de ternura y belleza, Ana.
Una realidad aplastante que no nos puede dejar indiferentes.
Un abrazo
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Gracias por leerlo y comentar.
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Encogido se que me quedó el corazón, por un lado la tristeza y el miedo de vivir con ruidos que no proceden de la naturaleza y por otro la esperanza de ese campo verde donde el silencio es la paz. Un abrazo Ana.
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Muchas gracias por pasar ycomentar.
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La crueldad de una guerra, el amor y ternura de una madre, más la pureza e ingenuidad de un niño, vuelven conmovedor tu relato, Ana.
¡Cuánto quisiéramos que la realidad solo fuese ficción!
¨¡Un abrazo!
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Así es querida Saricarmen! Gracias x pasar!
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Duro y triste, pero también bello relato. Qué triste que una guerra siga siendo actualidad. El ser humano no aprende de sus errores. Gracias por un relato que transmite algo tan importante como es la paz. Gracias, Ana.
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Muchas gracias por tu comentario, si, en verdad no cabe en la cabeza que en un mundo donde vamos tan avanzados en conocimientos científicos y en exploración espacial, sigamos teniendo este tipo de conflictos. Sea donde sea, hay que indignarnos ante esto, hoy es Ucrania, pero también está Palestina, Irak, Afganistán, África muchas veces regiones que como no son importantes para los países poderosos, nadie hace nada por ayudar.
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Ana, es una pena que cuentos preciosos como este tuyo, no remuevan las conciencias en quienes tienen en su mano parar la guerra o las guerras, ahora hablamos de lo de Ucrania, como si no hubiese guerra en Siria, Yemen y tantos lugares donde la muerte se destila lentamente.
Un abrazo.
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Así lo creo también Ángel, de alguna forma somos «selectivos» para la indignación. Eso no debería pasar pero vivimos en un mundo injusto e imperfecto, dominado por la ambición. Donde no hay intereses de los poderosos todo se puede hacer y nadie mueve un dedo. Te mando un abrazo.
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Quiero abrazar este cuento.
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Guerra es la historia de la humanidad, escrita con sangre y dolor desde que el mundo es mundo. Nunca acabarán mientras la raza dure.
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También lo creo. Somos seres ambiciosos, destructores por naturaleza, nada nos han enseñado los años que llevamos como especie en la Tierra.
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¡Me estalló el corazón, Ana!
¿Por qué es tan difícil para nuestra especie vivir en paz?
Ojalá exista tu esperanzador final y en un futuro sea realidad, pero aquí en la tierra.
Un Abrazazo. 🥰🤗
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Ojalá fuera así Jasc… Un abrazo.
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Un tierno relato y a la vez desgarrador y realista.
«El hombre es un lobo para el hombre» fue una frase utilizada por el filósofo inglés del siglo XVIII Thomas Hobbes, y por desgracia sigue de plena vigencia. Como muy bien apuntan, hay otros conflictos armados igual de sangrantes. Libia, Irak o Siria están devastados tras años de guerra. En Yemen ni te cuento, mueren a bombazos y de hambre mientras las potencias occidentales venden armas a los agresores. Palestina, la matanza de los rohinyas… y podríamos seguir. La guerra es consustancial a la naturaleza humana, por increíble que parezca. Y es triste. También otra frase muy célebre y muy cierta es que el ser humano es capaz de lo mejor pero tambi´´en de lo peor. Basta observar y ver que el odio, el fanatismo, el creerse superior, los dogmas, creencias, ideologías, la ambición, los nacionalismos, las banderas, la avaricia por territorios, recursos, etc…. todo eso está dentro del ser humano y si no cambia su mente y su corazón nada cambiará. Somos capaces de destrozar la civilización. De todas formas y tal como he escrito, estamos ante un fanático imbuido por el nacionalismo y los sueños de una gran madre patria. Otra lectura interesante (y parece que hay necios e imbéciles que no saben ver esto) es que estamos en un mundo tan interdependiente que eventos de este tipo son como terremotos y sus efectos se expanden como ondas en un estanque. Es una muestra del todo interdependiente que siempre ha postulado el budismo.
Escribí una entrada recordando las reflexiones de Krishnamurti sobre la guerra, las causas interiores que yacen dentro de nosotros, en mi blog El camino del despertar. Esas reflexiones están en un libro publicado en…
… en 1945.
Ciao.
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Gracias por pasar y dejar tan interesante comentario. Saludos.
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Es desolador estar en guerra. La destrucción es no solo física sino moral y mental ante todo. Soportarlo es inimaginable. Rezaremos para que la barbarie de los locos no siga adelante. Una vez oí decir que la guerra es ese espacio donde jóvenes que no se odian se matan, dirigidos por viejos que se odian pero no se matan.
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Definitivamente es como dices Marcos, la guerra es algo que ya debiera formar parte del pasado. Hay injusticias en estos conflictos y la gente que menos culpa tiene es la que más sufre.
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