Mi participación en el reto del blog El Tintero de Oro, hay que escribir un micro de hasta 250 palabras inspirado en algún mito. Yo me he basado en el mito prehispánico de La Llorona.

Foto de Mukul Kumar en Unsplash
La Llorona vio acabarse noviembre, su mes favorito, y tembló ante la perspectiva del festivo diciembre.
Ella no estaba para villancicos. Recordó con nostalgia cómo había inspirado terror en las noches previas a la conquista de la gran capital de los mexicas: Tenochtitlán. Conociendo lo que se avecinaba, no había podido más que llorar por la suerte de «sus hijos»: la gente de la ciudad. Sus aullidos de dolor se habían reflejado en las pirámides, circulado por las calzadas, y se habían colado en las casas y los palacios provocando temor. Después de la derrota, había llorado todavía con más ganas, hasta el presente.
Ana Paula, de seis años, la encontró en un rincón del patio.
—¿Qué haces?—preguntó la niña y la avejentada mujer alzó la mirada llena de lágrimas:
—Lloro por mis hijos.
Ante esa respuesta, la pequeña salió corriendo.
—¡Vaya! ¡La he asustado! —pensó satisfecha La Llorona, pero la niña regresó con un pañuelo para que se limpiara los mocos.
—Ten. Entonces, ¿perdiste a tus hijitos?
—Sí.
—Te puedes quedar aquí conmigo, no llores.
—Niña, yo no puedo dejar de llorar. Es mi naturaleza.
—Bueno, entonces lloremos juntas. La próxima vez que me regañen o que mis padres peleen, podemos ponernos a llorar muy fuerte.
La Llorona aceptó, aunque pidió que no contara con ella en noviembre, pues era el único mes donde podía explayarse a gusto, y tampoco quería participar de las fiestas decembrinas. Ana Paula sonrió y le guiñó un ojo. Se pusieron a practicar su plañir juntas.
250 palabras.
Autor: Ana Laura Piera