Mi participación en el reto de Lidia Castro Navás «Escribir Jugando» del mes de Junio. Consiste en hacer un relato de máximo 100 palabras, inspirado en la carta y que contenga algo relacionado con el planeta Plutón. Opcional incluir algo relacionado con la «penicilina».
Estoy muerto: no respiro, y mi cuerpo, aunque conserva su forma, ha perdido solidez. La penicilina no me pudo salvar.
Un oráculo anunció que el dios del inframundo me esperaba. Una figura barbada, imponente y de aire severo, se materializó y ahora tintinea unas llaves frente a mí, como diciendo que las puertas de la vida se me han cerrado para siempre. Al lado, un temible perro de tres cabezas, gruñe y ladra rabiosamente. ¿Será «Cerbero»?, y el dios, ¿«Plutón»?
Nunca imaginé la muerte así. Ahora lamento no haber puesto más atención en mis clases de mitología…
99 palabras.
Autor: Ana Laura Piera.
Nota: Plutón es el dios del inframundo romano, equivalente al Hades, griego. Cerbero o cancerbero era el perro del dios.Se aseguraba que los muertos no salieran del Hades o inframundo y que los vivos no pudieran entrar.
Mi participación en el reto de El Tintero de Oro: La Paleta de las Emociones, consiste en escribir un micro inspirado en una emoción como mínimo.Yo utilicé: alegría, confianza, miedo, tristeza, remordimiento.
Imagen generada por inteligencia artificial
La llegada de Toñito me hizo sentir liviana, como una pluma flotando en el viento. Sus hermanos ya eran mayorcitos y yo extrañaba cuidar un bebé.
Aborrecida por ellos, de esa familia nunca supe ya nada, y con el tiempo solo recordaría a Toñito, eternamente congelado en los dieciocho meses y en el día en que lo tiré por accidente y los médicos dijeron que crecería jorobadito. Después de eso, siempre me faltó el airey todas las desgracias las atribuí a una suerte de justicia divina. Incluso cuando un fuereño me violó y quedé embarazada creí que me lo merecía. Fantaseaba que al nacer, también tiraba a mi bebé y quedaba jorobado, volviendo el equilibrio a mi mundo.
Una noche arropada en niebla nació José. «No podías haber tenido un muchacho más sano, Chayito» dijo el doctor mientras lo ponía en mi pecho. Juro que me arrepentí de mis pensamientos y le prometí cuidarlo.
A José no lo tiré yo, sino un caballo encanijado, y ahí empezó otro calvario. Acabé en Guadalajara, en una clínica muy elegante, frente a un afamado especialista de columna, muy joven y bien parecido, pero jorobado. Nada más verlo supe quién era y sentí que el piso se abría bajo mis pies. Con mis ojos nadando en lágrimas, le confesé que yo había sido su nana y la causante de su desgracia.
Mi hijo volvió a caminar y yo ya puedo respirar. El perdón sabe a gloria.
Mi participación para el reto del Microteatro del mes de Mayo del blog Literature and Fantasy de la compañera Merche. Requisito: debe versar sobre el teatro, es decir, el microteatro dentro del teatro: sobre actores ensayando, sobre una obra en concreto, sobre lo que significa el teatro, sobre la vida escénica, etc.
Foto de: Eduardo Pastor – Unsplash
ESCENARIO:
El escenario mismo del teatro.
PERSONAJES:
SILVIA BENÍTEZ. Una mujer ya no tan joven, guapa, vestida de forma algo vulgar, llaman la atención sus enormes pechos. Aspirante a obtener el papel de María Cristina, personaje principalde una obra de teatro.
JUSTO SALDIVAR: Un hombre, gordo y bajito, vestido con una túnica oriental demasiado larga para su estatura, por lo que la arrastra visiblemente. También trae puesta una chichonera roja, de esas que usan los boxeadores. En la obra de teatro es «el Moncho», antagonista.
DIRECTOR: (No se ve, solo se oye la voz).
DIRECTOR: (Jovial).
—¡Silvia Benítez! Hace algunos años estaba usted muy activa en el mundillo teatral, pero se nos desapareció. ¡Bienvenida! Un gusto tenerla hoy. ¿Sabe de qué trata el papel, verdad?
SILVIA: (Mira hacia arriba y mueve la cabeza como buscando la voz. Luego habla con cierta timidez).
—Sí… Por lo que leí se trata de una recién llegada de Argentina a México, de nombre María Cristina y a quien, por cuestiones de mafias, le espera una encerrona tendida por un mexicano de malas intenciones.
DIRECTOR: (Entusiasmado)
—¡Excelente! Le presento a Justo Saldívar, el antagonista, en la obra se le conoce por su apodo del «Moncho». Intentemos la escena donde el «Moncho» la amenaza.
AMBOS ACTORES, CON PAPELES EN LAS MANOS, DAN UNA ÚLTIMA HOJEADA A SUS PARLAMENTOS Y SIN SOLTARLOS SE PREPARAN PARA LA ESCENA
JUSTO en su papel de Moncho: (Se acerca a la mujer por detrás sin que ella lo note y luego le habla en tono amenazante)
—Pensaste que te ibas a librar, pero estás muy equivocada, nunca debiste regresar a México. Mi jefe está encabronadísimo por lo que le hiciste y me ha pedido que te dé tu «bienvenida». ¿Cómo ves?
SILVIA en su papel de María Cristina: (Voltea de forma dramática y mira al «Moncho» fijamente, primero muy seria, luego empieza a tratar de controlar la risa, pero acaba por romper en carcajadas histéricas).
DIRECTOR: (Muy serio)
—¿Qué le causa tanta gracia Silvia?
SILVIA: (Partida de risa y explicando todo de forma entrecortada).
—Es que… es que… me da risa cómo está vestido mi compañero, y ¡esa chichonera! ¡Ja,ja,ja!
JUSTO: (Indignado)
—Mire Silvita, debo usar esta chichonera en los ensayos, ya que soy proclive a desmayos por una encefalitis mal cuidada. Pero nunca, oígame bien: NUNCA, me sucede durante las funciones. No se burle.
DIRECTOR: (Enojado)
—¿Quiere o no el papel Silvia? No nos haga perder el tiempo.
SILVIA: (Poniéndose seria)
—Sí, lo quiero. Disculpen.
DIRECTOR:
—Bueno, bueno, prosigamos ahora desde la respuesta del «Moncho».
AMBOS ACTORES SE COLOCAN FRENTE A FRENTE.
SILVIA (en su papel de María Cristina, con acento argentino).
—¡Deje de decir boludeces! Debería de avergonzarse de trabajar para ese mal parido que lo manda a hacer su trabajo sucio.
JUSTO (en su papel de Moncho, mirando de fijo los pechos de la actriz y tartamudeando).
—Este… si… yo…
DIRECTOR:
—¿Pasa algo, Justo? ¿Por qué está tartamudeando hombre?
JUSTO: (acalorado y sin despegar la vista de los pechos).
—Discúlpeme Sr. Director, es que no todos los días se ven «estas» cosas.
SILVIA: (Indignada)
—¡Deje de verme así! ¡Degenerado!
DIRECTOR: (Fastidiado)
—Tomémonos unos diez minutos de descanso, los quiero frescos y concentrados para el siguiente ensayo y recuerde, Silvia, usted todavía no tiene el papel, y usted, Justo, tenga presente que nadie es indispensable.
AMBOS ACTORES ASIENTEN AVERGONZADOS. LAS LUCES SE APAGAN Y SOLO SE ESCUCHAN LAS VOCES DE JUSTO Y SILVIA CUCHICHEANDO
SILVIA: Le advierto que si no me respeta yo…
JUSTO (interrumpiendo): En ningún momento le falté al respeto, en cambio usted sí se burló de mí.¡Insensible!
SILVIA: (indignada) ¿Insensible? ¡Ahora me viene con ésas!
Mi participación en el reto de El Tintero de Oro: novelizar una escena cinematográfica, la que queramos. No debe pasar de 250 palabras. La escena escogida por mí ocurre en la película Star Wars, en el episodio V «El Imperio Contraataca», cuando Darth Vader revela a Luke Skywalker que él es su padre. Si no te acuerdas de la escena o quieres volver a verla, da clic en la imagen y te llevará a youtube. Ahora sí, vamos al relato:
Tras un intercambio de estocadas le he cercenado la mano que sostenía su sable de luz y el grito de dolor que rasgó el aire remueve algo en mí… lo ignoro, no es momento para debilidades.
El fin se acerca, quisiera que este duelo con él se hubiera extendido más. ¡Cómo disfruto ver su progreso! Aún no alcanza todo su potencial, pero yo puedo terminar de entrenarlo, ¡su lugar es a mi lado y no con los débiles!
—No hay escapatoria, no me obligues a destruirte. ¡Únete a mí!
Cubriéndose el muñón lastimosamente, retrocede sobre la estrecha estructura. Otra vez le pido que se me una, pero aún roto, es desafiante. Jugaré mi última carta. Le pregunto si sabe lo que pasó con su padre y me responde que yo lo maté.
—¡NO! ¡YO SOY TU PADRE! —Un alivio que no esperaba sentir me invade.
A su incredulidad inicial sigue el espanto, que al ir conquistando sus facciones, las distorsiona; brotan las lágrimas y de su boca deformada surge un grito de negación surgido de la impotencia, pues algo le dice que no miento. Le extiendo mi mano y él me mira, ahora con una serenidad que me estremece, y… salta al abismo.
Lo miro caer y me sorprendo lamentando su acción. Aguardo a que esa luz, que es su presencia dentro de mí, se apague, pero no se extingue. ¡Ha sobrevivido! Su resiliencia solo hace que me empeñe más.
Desde el blog Acervo de Letras, Jascnet nos reta a participar en el VadeReto del mes de Diciembre con un cuento donde haya fantasía, donde aparezcan obligatoriamente, un niño o niña y una criatura fantástica. Nos sugiere también que esta criatura salga de nuestras tradiciones locales y finalmente, el cuento debe contar con un final feliz,
En las creencias mesoamericanas, un nahual (también llamado nagual, del náhuatl: nahualli ‘oculto, escondido, disfraz) es una especie de brujo o ser sobrenatural que tiene la capacidad de tomar forma animal. El término refiere tanto a la persona que tiene esa capacidad como al animal mismo que hace las veces de su alter ego o animal tutelar.
Pedro miró a Don Luis y con los ojos negros arrasados de lágrimas le dijo:
—Abuelo, ¡algo extraño me pasa! —el hombre dejó a un lado el libro que estaba leyendo, alzó al pequeño sin dificultad y lo sentó sobre sus piernas. —A ver, cuéntame… —La voz, tranquila y el cálido abrazo de ese hombre, todavía fuerte a pesar de las canas y de las arrugas, hicieron que Pedro se tranquilizara un poco.
—De noche me convierto en «algo», dejo de ser yo y siento urgencia de salir de casa. —Pedro acomodó su cabeza coronada por pelo muy corto y grueso en el pecho de Don Luis, el cual, como un volcán, soltó una larga exhalación.
—Hijito, eso que experimentas, también me pasa a mí desde que tenía tu edad. Somos «naguales» y tenemos la capacidad de transformarnos en un animal.
—¿Tú también? —dijo el niño abriendo mucho los ojos. —¿En qué animal te conviertes?
—Yo me vuelvo un búho. ¡Me encanta surcar el cielo nocturno! ¿Y tú?
—No estoy seguro, pero cuando sucede, camino en cuatro patas, escucho y veo mejor que nunca, y a mi nariz llegan olores de muy lejos.
—Quizás seas un lobo, o un perro. ¿Y a dónde has ido?
Pedro bajó la cabeza, avergonzado. —No me he atrevido a salir, me escondo en mi cuarto y espero que se me pase. Don Luis acarició con ternura aquellos cabellos parecidos a púas que tenía su nieto.
—¡Ay Pedro! ¡Ser «nagual» es un privilegio! Y hay una razón por la cual tú eres uno; debes averiguarla. La próxima vez que te conviertas, deja que tu instinto te diga qué hacer, no tengas miedo.
Otra noche, Pedro empezó a sentir un curioso hormigueo en todo su cuerpo y supo que vendría uno de sus «cambios». Siguieron calambres y espasmos que, curiosamente, no le causaron dolor. En medio de crujidos, sus miembros se alargaron o acortaron, según el caso; su piel morena y lampiña se cubrió de pelo. Al cesar la transformación, recordó las palabras del abuelo y con un ágil salto alcanzó la ventana de la habitación y de ahí, con otro salto, aun más osado, aterrizó en la calle.
Era una noche de luna llena, y aunque se moría de ganas de correr, se dirigió cauteloso a la salida del pueblo y cuando vio que iniciaba el bosque arrancó con un paso veloz que pronto se convirtió en una carrera: saltó árboles caídos, brincó cañadas y salvó pequeños cuerpos de agua; en uno de ellos se detuvo a beber y pudo ver su reflejo: ¡Era un lobo! Tenía un hermoso pelaje acerado y ojos color del fuego. Sintió una euforia indescriptible y continuó corriendo, saboreando aquella libertad recién descubierta.
Sus pasos le llevaron a un claro del bosque donde había una cabaña bastante descuidada. Sintió el impulso de asomarse y no le fue difícil entrar por la puerta desvencijada. Adentro dormían una mujer y un niño más o menos de su misma edad. Supo que algo raro pasaba con él y se prometió volver a la luz del día, ya no en su forma de lobo, sino como humano.
En la primera oportunidad, Pedro volvió. El niño se llamaba Rubén y no podía caminar, su madre lo cuidaba, pero la señora no tenía fuerzas para moverlo. Rubén se arrastraba por el piso de la cabaña para trasladarse de un lugar a otro, mas nunca salía al exterior. Se hicieron amigos, y otro día Pedro regresó con Don Luis y ambos ayudaron a la señora con algunas reparaciones muy necesarias en la vivienda, sobre todo porque el invierno se acercaba. También hicieron un trineo para divertirse en la nieve.
—¡Está increíble! —dijo Rubén al verlo—, pero no tengo a nadie que me jale.
—Tú no te preocupes por eso —dijo Pedro guiñándole un ojo.
Algunas noches de invierno, un joven y enérgico lobo jala un pequeño trineo ocupado por un niño que ríe a carcajadas, mientras desde el aire los sigue un búho muy viejo y muy sabio, que sabe que el pequeño «nagual» va descubriendo su razón de ser en el mundo.
Autor: Ana Piera.
Tengo otro cuento que habla de un nagual, se titula «Nahual Enamorado» si te interesa puedes leerlo AQUÍ.
Mi participación en el reto de Lidia Castro Navás «Escribir Jugando». Consiste en crear un relato de no más de cien palabras inspirados en la imagen de la carta, que incluya el objeto del dado: hada, y como opcional algo relacionado con el violín.
Para ir al reto de Lidia: Escribir Jugando, da clicAQUI.
Cuando llegaron las hadas, aquella vivienda olía a moho, humedad y olvido. Solo quedaban las cosas con que los humanos nos rodeamos, a veces en un vano intento de no estar solos.
Una palabra mágica hizo que un viejo violín se elevara por los aires y empezara a tocar una suave melodía. Latas caducadas, polvosos cajones, un abrelatas, una cuchara… todos los objetos abandonados despertaron y danzaron al ritmo del instrumento.
—¡Nos los llevaremos! Dijeron las hadas, mientras batían sus alas para partir.
Las cosas salieron volando de la casa, siguiéndolas al compás de la música.
Mi participación para el reto de Lidia Castro «Escribir Jugando» Consiste en elaborar un relato de 100 palabras inspirado en la imagen, debe aparecer el objeto del dado: «frasco» ,e incluir algo sobre la invención del ladrillo. Al final te dejo el enlace a su blog por si quieres participar.
Nieva copiosamente y todos visten gruesas pieles. El fuego proyecta sombras alargadas en las paredes de la cueva.
Increíble, pero Myra va engalanada con flores frescas. Las mujeres la miran envidiosas, mas nadie osa decir nada. La han visto desaparecer a plena vista tras beber de aquel extraño objeto que encontró en la nieve.
¡Lo ha hecho de nuevo!
Ahora Myra observa hombres cociendo ladrillos bajo un sol inclemente, con ellos fabrican viviendas. Llora de emoción, intuye que se ha asomado al futuro, también llora de tristeza, ¡tanto por ver!, pero la poción del frasco se acaba.
Mi participación en el reto de Lidia Castro «Escribir Jugando»: Crear un microrelato de no más de 100 palabras, inspirándose en la carta, en el relato debe aparecer el objeto del dado: lira. Opcional: que aparezca algo relacionado con la flor de madreselva. Si gustas saber más de su reto o participar, te dejo el enlace a su blog al final.
La tristeza flotaba en el aire junto con el olor a quemado de cuerpos y casas. La dulce Myra y el valiente Kilian se guarecieron bajo mis hojas. De mi tronco bajó una rama joven que unió sus manos y ellos pronunciaron un solemne juramento. Mis raíces avisaron a otros árboles y pronto nos rodeaban más seres de la floresta. Un fauno tocaba la lira y un gorrión traía en el pico la flor de madreselva para que la nueva pareja pudiera dejar atrás los malos recuerdos del ataque a su aldea. El bosque los bendijo en su nuevo comienzo.
Mi participación en el reto de Lidia Castro Navás: «Escribir Jugando». Consiste en hacer un micro de máximo 100 palabras inspirado en la carta, donde aparezca el objeto del dado (tierra, planeta, mundo), opcional que aparezca algo relacionado con el cuadro Impresión, Sol Naciente de Monet (año, pintor o cuadro).
En el salón del Sr. Nishimura conviven lo “moderno” y lo antiguo en perfecta armonía. De un lado, una reproducción de «Impresión Sol Naciente» de Monet, que en su tiempo constituyó una provocación a lo establecido, y por el otro, la katana familiar salvada de la destrucción de la II Guerra Mundial. Antes de cualquier reto, el Sr. Nishimura practica con su sable frente al cuadro. La pintura le infunde un espíritu desafiante y al empuñar su katana recuerda su libre albedrío y responsabilidad, encontrando así el tan ansiado equilibrio.
(91 palabras incluyendo título)
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
Las katanas (sables japoneses) eran usados por los guerreros samurais y tienen su propio simbolismo, por ejemplo: la empuñadura es la inteligencia, mente, razón, libre albedrío. La guarda simboliza el límite, frontera, muro. La funda, lo femenino…etc.
Con «Impresión, Sol Naciente» de Monet da inicio el Movimiento Impresionista a finales del siglo XIX. Implicó un desafío al arte academicista, el cual en un principio se burló de este movimiento y su propuesta.
consiste en hacer un microrrelato de máximo 100 palabras inspirándome en la carta, y en el objeto del dado (Caronte: el barquero del inframundo). Y como reto opcional tiene que aparecer algo relacionado con la creación del Ford T (el coche, el creador o el año).
Ratón y zorro esperaban pacientemente en la orilla de aquel río pantanoso. Por fin las ondas en el agua anunciaron la llegada de la barca. Caronte se sorprendió al verlos juntos, pero accedió a llevarlos. Peores depredadores y más víctimas se anunciaban para el mundo. Como ominoso signo estaba la creación en serie del Ford T.
Desde entonces todas las almas que llevaba la barca de Caronte olvidaban por un momento su infortunio, mientras acariciaban al zorro y mimaban al ratón.