Mi participación en el reto de El Tintero de Oro: La Paleta de las Emociones, consiste en escribir un micro inspirado en una emoción como mínimo.Yo utilicé: alegría, confianza, miedo, tristeza, remordimiento.

La llegada de Toñito me hizo sentir liviana, como una pluma flotando en el viento. Sus hermanos ya eran mayorcitos y yo extrañaba cuidar un bebé.
Aborrecida por ellos, de esa familia nunca supe ya nada, y con el tiempo solo recordaría a Toñito, eternamente congelado en los dieciocho meses y en el día en que lo tiré por accidente y los médicos dijeron que crecería jorobadito. Después de eso, siempre me faltó el aire y todas las desgracias las atribuí a una suerte de justicia divina. Incluso cuando un fuereño me violó y quedé embarazada creí que me lo merecía. Fantaseaba que al nacer, también tiraba a mi bebé y quedaba jorobado, volviendo el equilibrio a mi mundo.
Una noche arropada en niebla nació José. «No podías haber tenido un muchacho más sano, Chayito» dijo el doctor mientras lo ponía en mi pecho. Juro que me arrepentí de mis pensamientos y le prometí cuidarlo.
A José no lo tiré yo, sino un caballo encanijado, y ahí empezó otro calvario. Acabé en Guadalajara, en una clínica muy elegante, frente a un afamado especialista de columna, muy joven y bien parecido, pero jorobado. Nada más verlo supe quién era y sentí que el piso se abría bajo mis pies. Con mis ojos nadando en lágrimas, le confesé que yo había sido su nana y la causante de su desgracia.
Mi hijo volvió a caminar y yo ya puedo respirar. El perdón sabe a gloria.
244 palabras
Autor Ana Laura Piera.
Todo está conectado y el pasado a veces vuelve para enseñarnos algo; para darnos una lección.
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Muy buen relato, enhorabuena.
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El pasado siempre vuelve sin duda en esta ocasión para bien. Un saludo.
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Me voló la cabeza. Muy bueno.
No tenía ni idea por dónde iría la historia. Enhorabuena.
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Gracias por leerlo y comentar, saludos.
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Ah, si la vuelta del pasado fuera siempre como esta! La más de las veces es un remordimiento que no deja vivir. Dramática historia muy bien narrada, como siempre. Un gran abrazo
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Muchas gracias, Juana. Saludos.
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Hola, Ana:
Gracias por este relato tan emotivo. Pese a su tono triste, su lectura me ha reconfortado por la ternura que trasmite. Y también por identificarme con esa mujer que arrastra el remordimiento por actos pasados y pesados sobre su ánimo.
Que ese final esperanzador nos alcance a todos, Ana.
Un abrazo, compañera.
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Gracias Nino, te mando abrazo de vuelta. Saludos.
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Hola Ana, gran relato, todo aparece conectado y girando en la gran ruleta de la vida, ¿el destino, el karma, la vida? Pues la vida, que suele darnos esas sorpresas de vez en cuando. Muy buen aporte para el reto. Un abrazo. 🙂
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Muchas gracias, Merche. Saludos.
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Excelente relato Ana, aunque bastante duro y dramático. Muy buen trabajo.
Un abrazo!
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Gracias Antonio, como comentamos, es difícil escribir una historia con tan solo 250 palabras, sin duda faltan muchas cosas y con un poco más de margen se puede hacer algo mejor. Saludos.
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Ana, Ana ….¡Me estrujó!
Tu estilo de la una originalidad impagable a tus relatos.
Te dejo un abrazo gigante 😊
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Muchas gracias Maty, saludos.
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Me ha impresionado gratamente, pues es una historia de amor y de arrepentimiento. Y en ambos casos, las emociones brotan sin parar.
Un abrazo.
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¡Impresionante, Ana!
¡Qué forma de condensar tantos sentimientos en tan pocas palabras!
Es un relato duro, impactante, pero que refleja como siente una madre cualquier herida infligida a un hijo. Más en este caso en que ella se cree responsable de ese daño.
El círculo que has creado, para conectar a los dos niños, es una magnífica metáfora de lo enrevesada que es la vida y los caminos que nos va mostrando.
Un final feliz con una frase grandiosa: «El perdón sabe a gloria».
Felicidades, Un Abrazo.
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Muchas gracias José por tu comentario, en un inicio el relato era un poquito más extenso, no mucho, normalmente no me gusta hacerlos muy largos pero sí fue un reto tratar de «podarlo». Siento que se pierde mucho en el proceso. Gracias por tu tu visita. Te mando un abrazote.
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Impresionante micro, Ana.
Me ha encantado.
Un fuerte abrazo.
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Muchas gracias, saludos…
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¡Hola, Ana! Un relato en el que condensas las emociones que alimentan una de las peores cadenas que podemos arrastrar en la vida: el sentimiento de culpa. Sentirse culpable impide cualquier tipo de felicidad, e incluso sentirla se nos hace intolerable ¿Cómo reír con el daño que causé? Pero es más, sentirse culpable también nos hace merecedores de cualquier castigo, nos hace aceptarlos resignados porque nos los merecemos.
Al final cierras ese círculo en el que una desgracia motivó a Toñito a estudiar medicina para arreglar columnas, convirtiéndose, cosas del destino, en el motivo de redención. Muy logrado micro, Ana. Un abrazo!
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Muchas gracias David, por leerlo, comentar y por proponer estos retos tan interesantes. Gracias por el abrazo y te envío otro de vuelta. Saludos.
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Había muchos caminos posibles y elegiste el de los sentimientos. Fue una suerte leerte.
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Muchas gracias Joiel, saludos.
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¡Qué gran historia y, como siempre, tan bien escrita, Ana! La culpa posee dientes de roedor.
Un abrazo grande, Ana.
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Hola Saricarmen, ¡qué gusto! Gracias por comentar, espero te encuentres muy bien. Abrazos…
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Ana, una historia triste, pero muy humana.
La vida nos regala siempre la oportunidad de reivindicarnos y de ser honestos, siendo así, y aprovechando esta oportunidad, las cosas siempre mejoran y devuelven la magia de vivir sin cadenas.
Buen micro, con mucho material de fondo reflexivo. Dicen que la vida es como un boomerang, y tu micro es un buen ejemplo de eso.
Grata semana.
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Hola Idalia, así es. Gracias por pasar y comentar, saludos.
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Tremendo, Ana. Un micro muy emotivo que nos hace sentir la culpa y tristeza de la protagonista hasta ese momento de alivio final que la redime. Una historia fantástica.
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Muchas gracias, Marta, saludos.
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Hola, Ana, con el corazón encogido he leído tu gran relato, aunque micro en palabras. El dolor de la culpa de esa madre me pasaba como una losa. Solo al final he podido respirar con ella.
Saludos y feliz fin de semana.
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Hola María Pilar, la vida a veces nos da esa segunda oportunidad… Gracias por leerlo y comentar. Saludos.
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¡Precioso!
Y no sé que me pasa con tus escritos que suelo sentir una sensación misteriosa, rozando lo surreal, no sé describirlo… Aquí he sentido muchas emociones diferentes, también extrañas, llegando a ese alivio del final. Me ha encantado; siempre me deja muy buen sabor leerte.
Un abrazo, Ana! 🙂
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Precioso!
Y no sé que me pasa con tus escritos que suelo sentir una sensación misteriosa, rozando lo surreal, no sé describirlo… Aquí he sentido muchas emociones diferentes, también extrañas, llegando a ese alivio del final. Me ha encantado; siempre me deja muy buen sabor leerte.
Un abrazo, Ana! 🙂
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Muy buen relato, te lleva, te estruja, al final te alivia, gracias Ana, abrazo grandote
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Muchas gracias, Themis.
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Me ha gustado la forma narrativa del relato. la reconciliación y la aceptación de los errores. Humildad en una palabra, saben a gloria, como dice tu protagonista.
Un abrazo.
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Muchas gracias Fran, saludos.
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Hola Ana.
Me encantó tu relato. En este mundo todo está conectado. Las vidas de los dos niños giran y se encuentran en la gran ruleta del universo, ¿El karma? Tal vez sí. Ella no quiso hacerle daño al niño que estaba cuidando. Pero sucedió. Y no sólo la familia la culpó. Ella también lo hizo, se castigó y expió su culpa hasta que la vida puso nuevamente todo en su sitio. Muy logrado aporte. Y la frase final le da el toque justo: «El perdón sabe a gloria»
Un abrazo. Marlen.
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Madre mía. Vaya relato mas…real y tremendo. Me encantó. Tuve que leer un par de veces para quedarme con los detalles. Pero vaya historia mas bonita y triste. Enhorabuena.
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Hola Pluma del Este, gracias por tu comentario. Algo difícil meter la historia en el corsé de las 250 palabras, pero al final ése es el reto. Muchas gracias por leer y comentar.
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Es una historia muy curiosa y sugerente donde su lado mágico está desarrollado a través de un estilo extraño, raro, como la propia narradora que parece como si viviese en un mundo aparte.
Un abrazo
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Gracias por leerlo y comentar Dr. Krapp. Saludos.
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Cuantas emociones desprende tu micro… Y él final es deslumbrante. Me encantó Ana, desde el principio hasta el final. Te aplaudo. Abrazos
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Gracias Nuria por pasar y comentar. Abrazote…
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Hola Ana, qué final esperanzador para que la protagonista sega con una buena vida, ¡fuera lastres!. Duro arrastrar esa culpa y más cuando es de un niño pequeño que le cambiará la forma de ver al vida. Me ha gustado su lectura, es dulce, cercana, vívida. Un abrazo, Tigrilla.
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Muchas gracias Emerencia, saludos.
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Me ha encantado tu relato. Felicidades por tu aportación al reto.
Saludos.
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Gracias, Macondo. Saludos.
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Hay culpas que no siquiera confesando se llegan a subsanar. El pasado está ahí y es impepinable. Me gustó mucho el final esperanzador, porque la cosa pintaba mal.
Un abrazo!
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Coincido, siempre quedará algo que afecte, pero ya que te perdonen libera bastante. Gracias por tu comentario, Pepe. Saludos.
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Hola, Ana
Un relato que partiendo de trágico suceso nos habla de frustración y de una culpa atroz que acompaña a la protagonista hasta que el destino resuelve su remordimiento con el único elemento válido en esta ecuación: el perdón a uno mismo. Buen relato.
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Hola Matilde, muchas gracias por leerlo y comentar. Saludos.
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Curioso círculo, Ana. Real como la vida misma algunas veces.
Un abrazo.
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Gracias por comentar, Pedro, saludos.
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Hola, Ana
Tu relato tiene un poco de humor negro muy sutil que se trasluce en la forma de narrar de la nana.
Me gustó mucho
Un abrazo
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Hola Mireugen, gracias por pasar y comentar. Saludos.
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Un micro duro, triste, pero con un muy lindo y esperanzador final, muy bueno realmente.
Un abrazo.
PATRICIA F.
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Muchas gracias Patricia, saludos.
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Hasta disfruté como si yo mismo fuera el perdonado. Gracias Pierina.
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Hola Oswaldo, gracias por pasar y comentar. «Pierina» jajaja así me decían en la escuela. Saludos.
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Parece que cuando algo dramático no se olvida, la vida se ocupa de darnos la oportunidad de volver a comenzar, en este caso con el perdón, pues la culpa pesa demasiado para el amor.
Bonito, y emotivo relato, y como de costumbre, bien narrado.
Saludos, y buen fin de semana 🙂
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Muchas gracias Mila, saludos.
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Al final desvela que es nana. Yo pensaba, que madre tan desprendida…
La culpa nos atenaza y cualwuier desgracia que nos pase, creemos que la palía. Desde luego que muy buen suerte con los niños no tiene. Coincido con Maite en lo del sire surreal, aunque no pase nada fuera de lo posible en el relato.
Que aplicación usas para las imágenes por i.a., porfa?
La wue yo uso salen cosas raras, y esta tuya está muy lograda.
ABRAZO
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Hola Gabiliante, muchas gracias por comentar. Es verdad que tiene mala mano con los niños mi protagonista jajaja. Sobre la aplicación es wombo
https://sic.cultura.gob.mx/ficha.php?table=museo&table_id=999
La verdad tuve que «intentar» muchas hasta que salió ésta. Obvio salen cosas mejores pero tienes que ser premium y pagar. Espero te sirva. Saludos.
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La culpa y la mala conciencia son sentimientos muy pesados de llevar siempre a cuestas. Al liberarnos de ellos, la sensación ha de ser de ligereza y un gran alivio! Un abrazote!
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Muchas gracias Marifelita, saludos.
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El perdón, un sentimiento que antagónico a la culpa van entrelazados, aprender a perdonar, no harás sentir menos culpables de nuestros fracasos, miedos, y acercarnos más a la felicidad. Bonito mensaje que deja tu micro.
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Muchas gracias, Raquel. Saludos.
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¡Fantástico, maravilloso! Lo has contado con una finura, un sentimiento y expresando esas ‘casualidades’ que la vida y el destino nos brindan, que me ha parecido magistral. Y sin necesidad de usar expresiones faciales o corporales de ningún tipo. Me ha encantado.
Un beso.
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Muchísimas gracias MJ. Abrazos…
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Precioso relato. Muy duro, pero no cabe duda de que saldar cuentas con el pasado, deja el ánimo muy aligerado. Sobre todo cuando el futuro también parece arreglarse.
Un beso.
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Gracias Rosa, saludos.
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