La Caja – Cuento Corto.

Mi participación en el VadeReto del mes de Enero, convocado por JascNet del blog Acervo de Letras. Las condiciones son elaborar un relato a partir de un supuesto: ha llegado una caja de improviso en medio de una reunión. El resto corre por nuestra cuenta.

Eugenio arrebató la caja al pequeño Pablo. Fue un movimiento violento e inesperado, pero el niño estaba acostumbrado a aquellos desplantes y, ubicándose con rapidez debajo de aquel adulto odioso, dio un pequeño salto y golpeó la parte inferior de la caja con sus puños, sacándosela de las manos. La caja voló por los aires y aterrizó en el suelo. Siguió un forcejeo salvaje sobre el piso.

—¡Que no! ¡Que esto va para la basura! —Fuerza bruta, ojos inyectados de odio.

—¡Pero si me la mandó mi padre!—chilló Pablo,

—¡Por eso mismo, pequeño demonio! ¡No quiero que recibas nada de él!

Pablo empezó a gritar desesperado: «¡Mamá! ¡Mamááá!»

Isabela tardó en aparecer, tímida, se retorcía las manos, nerviosa.

—Hijo, Eugenio dice que no puedes quedártela. Además, ¿cómo puedes estar seguro de que te la mandó tu papá?

—¡Lo sé! ¡Él me dijo que me mandaría algo para Día de Reyes! —Isabela se quedó mirando aquella caja, que no era ni muy grande ni muy pequeña, nada especial, y señalándola, con su tembloroso dedo índice, deformado y sin uña debido a los continuos mordisqueos a los que lo sometía, dijo:

—Eugenio tiene razón: no trae remitente —Se cruzó de brazos y abrió mucho los ojos mientras miraba a su hijo, como diciendo: «¿Ves?»

—¡Te digo que es de papá! —gritó Pablo con todas sus fuerzas, sus ojos color miel centelleando. —¿Dónde está Linda? ¡Lindaaa! —Linda últimamente se demoraba en llegar, pero cuando lo hizo, respaldó al niño:

—Pablo tiene razón, puede ser de su papá. Isabela, por favor, no hagas caso de Eugenio y deja que Pablo la abra.

Isabela se quedó paralizada unos instantes, Pablo aprovechó para llevarse la caja, que puso sobre la encimera de la cocina, luego rebuscó en los cajones y sonrió triunfante al sacar unas tijeras; estaba a punto de usarlas para rasgar el sello cuando reconoció el andar resuelto de Eugenio que se le abalanzaba. Pablo blandió las tijeras, amenazante:

—No te me acerques o te las clavo, cabrón. Linda ya dijo que me dejen abrirla.

—¡Isabela! ¡Haz algo con tu hijo! Está imposible. Y tenemos que hablar sobre Linda, ¡esa zorra me está colmando la paciencia!

—Pablo, hijo, por favor, obedece. —Ojos llorosos, tono suplicante.

—Dejen al niño abrir la caja, ¡por Dios! —Vehemencia, indignación.

Pablo tomó la caja y corrió. Subió las escaleras a toda la velocidad que le permitían sus piernas de ocho años y una vez en su recámara, dejó la caja sobre una cómoda y buscó en sus bolsillos la llave, que siempre llevaba consigo, y aseguró su cuarto. Luego regresó calmado a la sala-comedor.

—¿Y la caja?

—¿Mamá? Veo que están muy alterados, entiendo que es mi culpa, esperen…

Pablo fue a la cocina y sirvió un vaso de agua, luego, de un sitio poco accesible de la alacena, sacó un gotero, echó unas cuantas gotas al agua y regresó con él. Le extendió el vaso a Isabela quien lo tomó y se lo llevó a los labios.

—Estoy pensando que quizás tengan razón y no deba abrir la caja, es más, en un rato voy por ella y yo mismo la tiro a la basura. Dile a Eugenio que ya no se enfade.

Bastaron unos cuantos minutos para que reinara de nuevo el orden en la casa. Isabela se había derrumbado sobre el sofá, vencida por el sueño, y con ella, Eugenio y Linda. Pablo se quedó muy quieto mirando el frágil cuerpo de su madre, que era capaz de albergar otras dos personalidades. El niño se pasó el dorso de la mano por los ojos húmedos, llevándose las lágrimas, y subió a su cuarto, por fin abriría la maldita caja, en paz.

616 palabras.

Autor: Ana Laura Piera

https://bloguers.net/literatura/la-caja-relato-corto/

Nota: La persona que padece el trastorno de identidad disociativa (TID) puede adoptar hasta cien identidades distintas.En otros tiempos, se le llamaba trastorno de personalidad multiple. En una persona con este trastorno, sus alter egos toman el control de su conducta de forma recurrente, teniendo cada una de ellas, recuerdos, relaciones y actitudes propios y totalmente diferentes.

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35 comentarios en “La Caja – Cuento Corto.

  1. Un placer leerte Ana, como siempre.
    Has bordado el relato, para regalarnos ese desenlace donde lo importante no es el contenido de la caja (que pasa a segundo plano), sino el drama de la enfermedad de Isabela y cómo puede afectar al pequeño Pablo, que por más avispado que sea, debe lidiar con sus diferentes personalidades.
    Empecé a mosquearme recién cuando el niño sirve un sólo vaso de agua y le pone las gotas. El párrafo final fue la aclaración de un relato que pide una segunda lectura.
    Vivir con alguien que sufre el trastorno de identidad disociativa, debe ser horroroso, porque además nunca sabes cuándo van a aparecer. Pero si una de ellas es agresiva y además, hay un niño de por medio, el drama está servido.
    ¡Excelente aportación! ¡Me encantó!
    Un abrazo.

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  2. ¡¡¡Patapumba!!! Tri-leído ¡Qué maravilla!
    Buenos días/tardes/noches sean, Ana.
    Con qué fantástica genialidad nos has llevado por una disputa doméstica en dónde pensábamos que había una familia partida y un niño que deambula como la bola de un pinball entre ellos. El malo maloso es el padrastro impuesto y la pobre víctima la débil madre. Luego aparece Linda que, al principio, pensé era la criada, luego la abuela, luego la tita, luego me explotó la cabeza. 🤯😅😂
    Qué manera tan talentosa de presentarnos un grandísimo problema, el del TID, que nos parece de película, pero que existe en la realidad.
    Además, has usado la caja como un magnífico Macguffin. Parecía lo más importante por descubrir, pero, NO. La trama traía su propia bomba.
    Enhorabuena. Me gustó muchísimo.
    Un Abrazo.

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  3. Hola, Ana.
    Menuda centrifugadora de personajes te has marcados, y todos naciendo del TID. Muy bien llevado, con unos discendis casi inexistentes, de ese modo se sabe quien habla pero en el fondo todo está en el aire, hasta que al final dejas caer la bomba. Muy buen relato, muy trabajado, y esa caja, otro Mcguffin muy bien traído.
    Me ha encantado.
    Un abrazo!

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  4. ¡Vaya sorprendente relato! Primero he sufrido por ese niño que convive con un señor que no quiere saber de su padre y una madre que no tiene fuerza moral, pero al final me has dejado «Kao». No sé qué es peor los tres personajes que nos planteas o que los tres sean parte de la misma persona. Fantástico final.
    ¡Feliz año nuevo!

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  5. Estoy impresionado por ese ritmo salvaje de la narración y como se acelera hasta que al final se convierte en un flash tranquilo y rotundo.
    Fantástico, Ana.
    Un abrazo grande

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  6. ¡Excelente! Lo bien que nos atrapas; los personajes múltiples, la visión del pequeño y su decisión de sedar a la madre al final, algo totalmente inesperado hasta que se comprende todo. Un drama muy bien construido que llega hondo.
    Un abrazo

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  7. Pues me ha dejado el relato como ¡UF!
    No esperaba este final y menos viniendo de un niño que, creo que es pequeño pero que tiene una capacidad de ver el problema de su madre de una forma muy clara y adulta.
    Felicidades.

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