Mi participación en el Va de Reto, que este mes va del género epistolar, la idea es escribir una carta y yo he decidido montarme en mi máquina del tiempo a la época de los primeros cristianos. No soy nada religiosa pero de chica me hicieron leer mucho ese libro enigmático que es la Biblia, y decidí que mi carta tendría lugar nada más y nada menos que entre el apóstol Pablo y un fiel de la ciudad de Colosas, llamado Filemón a quien Pablo antes ya le había escrito una misiva (La Epístola a Filemón) pidiéndole que aceptara a un esclavo fugado llamado Onésimo. La carta que escribo es totalmente ficticia, aunque Pablo, Filemón, Onésimo, Silas, Apia y Arquipo son nombres mencionados en el Nuevo Testamento.
Filemón, siervo de Jesucristo, a Pablo, apóstol y amigo. Gracia y paz para ti.
Sé por Silas que te encuentras muy fatigado, que tu situación no es buena y que Roma te ha tratado mal. A pesar de todo, sé que eres fuerte y que vives tu prisión con la fortaleza que solo puede darnos la fe en nuestro Señor, a quien tú me presentaste cuando era aún un gentil* y por quien caí de rodillas para servirle eternamente.
En tu última carta me pedías que recibiera de nuevo a Alejandro, el último esclavo fugado. Me pediste que, al igual que había sucedido con Onésimo, lo recibiera, ya no como esclavo, sino como hermano amado. Por el amor que te tengo, y la positiva experiencia vivida con Onésimo —a quien vi crecer en fe, amor y lealtad—, decidí darle de nuevo a Alejandro un lugar en mi casa.
Alejandro regresó con una actitud sumisa que tomé por buen augurio. Pensé que, seguramente el Señor había cambiado su corazón. Consciente estaba yo de que ya no podía tratarlo como esclavo, pero aún tenía que ganarse el pan bajo mi techo. Le puse de encargado de la bodega y mi sorpresa fue mayúscula al encontrármelo borracho en horas de trabajo. Mandé que lo llevaran a su aposento y al otro día, tomando en cuenta su situación de recién converso, le recriminé tiernamente sobre su actitud. Me pidió perdón, oramos juntos y pedimos al Señor que le diera la fortaleza necesaria para vencer las tentaciones con las que el enemigo nos quiere hacer flaquear.
Debo decir que quedé tranquilo hasta que otro día me reportaron otro incidente en el almacén: trigo, vino y miel faltaban en cantidades importantes. Alguien había visto a Alejandro vendiendo estas cosas en el mercado. Lo mandé traer y con gran aspaviento me recriminó que lo que yo le pagaba no era suficiente, me acusó de cometer el pecado de la avaricia y de no dejarle otro camino mas que robar. Quedé atónito, pero decidí que quizás tenía algo de razón. Le pedí perdón y pactamos un mejor sueldo para él. Nos arrodillamos y sellamos ese nuevo trato pidiendo la bendición divina.
La gota que derramó el vaso fue cuando mi mujer, Apia, me dijo que Alejandro había sido visto saliendo en paños menores de la habitación donde duermen las esclavas. Haciendo indagaciones descubrí que había forzado a una de ellas, con tanta violencia que la pobre muchacha quedó marcada en el rostro de por vida. Pedí que lo trajeran a mi presencia y cuando lo tuve frente a mí ya no pude tratarle con amor, le azoté y le recriminé actos tan reprobables. Me pidió en tu nombre que le perdonara nuevamente, pero decidí llevarlo ante las autoridades, donde presenté acusación por su fuga anterior, por robo y abuso de confianza.
De la noche a la mañana me convertí en la comidilla de todos por este penoso asunto. Muchos gentiles que estaban a punto de volverse cristianos, recularon de su decisión. Los cristianos me acusaron de no saber llevar las riendas de mi casa y de no haber hecho lo suficiente por Alejandro. Yo mismo he visto mi fe mermada por este incidente. Me duele mucho darte estas noticias, sabiendo lo frágil que te encuentras, pero era preciso que supieras esto de mi puño y letra. Espero entiendas mis razones. No temas por mi fe, estoy pidiéndole a Dios que me fortalezca y me afirme aún más que antes.
Con Silas te mando algo de dinero para paliar un poco tus necesidades. Le pido a Dios incansablemente por tu liberación y que me conceda verte pronto aquí, en Colosas**, donde está tu casa.
Te saludan mi mujer, Apia y nuestro hijo, Arquipo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con tu espíritu. Amén.
Autor: Ana Laura Piera
*Gentil: pagano
**Colosas: antigua ciudad de Frigia, en la península de Anatolia. (Actual Turquía).
Brillante. El contrapunto del episodio respecto a quiénes la protagonizan es genial, Ana. Saludos
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Muchas gracias…
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Ana, te ha quedado una carta/relato de lo más conseguida, tiene tensión y el atractivo suficiente para no poder parar de leerla. Además pone de manifiesto lo complicado de mantenerse de acuerdo a unas creencias.
Un abrazo.
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La verdad dudé mucho con este relato por el tono «religioso». Muchas gracias por tu comentario Ángel!
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Buenas noches, Ana.
Yo tampoco soy religioso, todo lo contrario, pero no deja de interesarme algunas de las historias que se mueven alrededor de la Biblia, siempre que se les quite el carácter dogmático e impositivo.
Aunque como dices, es totalmente ficticia, tiene el carácter, la narrativa y la atmósfera perfecta para aparecer dentro de las epístolas bíblicas.
Quitando su expresión religiosa, me parece una muestra maravillosa de lo difícil que es mostrarse bondadoso con gente que no lo merece y, como dice Ángel, vivir en conformidad con unos ideales o creencias. La sociedad, además, te criticará hagas lo que hagas, porque nunca entenderán tus razones personales e impondrán las suyas particulares, nunca objetivas.
Destacar, por encima de todo, el grandísimo amor que destila Filemón. Has creado un personaje empático y digno de admirar e imitar, aunque creo que en estos tiempos se lo comerían vivo los abusones y trúhanes.
Una preciosa carta que le da un colofón perfecto al VadeReto del mes.
Felicidades.
Muchas gracias por tu aportación.
Un abrazo.
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Muchas gracias Jasc, exacto, siempre habrá el hipócrita y aprovechado. Creo que los «Filemones»estan en peligro de extinción.🥲
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Hermosa carta y da igual su filo religioso, que eso la hace aún más valiosa por el mensaje que muestra, un abrazo grande y un gusto leerla
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Muchas gracias Themis!
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Me parece maravillosa, respetuosa y fiel al referente, y con derivadas interesantes. Una especie de parábola con mensajes que te hacen pensar. Muy buena carta, Ana. Y a mi me encanta el tono religioso, no tengo ningún tipo de melindre absurdo al respecto, escrúpulo que, por otra parte, me impediría disfrutar de la obra de Cervantes, Leonardo, Michleangelo….
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Muchas gracias por leerlo y comentar, Isra. Saludos.
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¡Hola, Ana! Maravilloso texto, no solo por la historia que cuenta, sino por el magnífico modo como lo haces. Un lenguaje totalmente verosímil respecto al período histórico de los personajes que hace que se paladee con gusto.
Como en tu caso, no soy demasiado religioso o al menos creyente de una Fe concreta, pero creo que la Biblia es un libro inmenso desde el punto de vista literario. Al punto te diría que si una civilización extraterrestre nos pidiera una obra que resumiera la esencia del ser humano creo que optaría por ella. Un fuerte abrazo!
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Muchas gracias David, por leerla y por tu comentario. También creo que la Biblia es un libro muy interesante por lo histórico, los usos y costumbres de pueblos que ya no existen y otros que continúan y me llama la atención que para sus argumentos, lo pueden esgrimir tanto ateos como creyentes. La biblia da para todo. En mi caso me repele la religiosidad que es todo forma y no fondo. Te dejo un abrazo grande. Saludos.
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Aplaudo la rebosante tensión y el mensaje, digno de un «amén».
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Siendo o no religioso, es un texto que podría constituir una fábula. Porque comprensivos Filemones y taimados y egoístas Alejandros ha habido, hay y habrá toda la vida. Y que la gente te critique, hagas lo que hagas, porque no entienden tus razones, tu forma de ver la vida y quieran imponer sus propias creencias, también es el pan de cada día.
¡Me gustó tu relato, Ana! Un abrazo.
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Muchas gracias! Saludos!
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Hola, Ana. En esta ocasión me has defraudado y no por la calidad de tu escrito que es innegable y de gran altura. Me has dejado sin ese giro final que es, para mí, como tu propia firma de «todo» lo que escribes.
Espero que hayas captado la ironía y no te enfades. Por cierto a la señora de Filemón le iría más llamarse Arpía 😁
Saludos
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Hola JM, buena observación, tal vez pude hacerlo al final más interesante, creo que me quedé intentando mantener el tono de la carta pero bien se pudo haber agregado ese elemento sorpresa del que dices (aunque no creo que siempre esté presente en lo que escribo). Gracias por tu comentario, te mando un abrazo.
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Felicidades, Ana! Me parece una maravilla, en todos los aspectos. Me has dejado sin palabras. 👏👏👏
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Gracias!
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Una idea muy original para resolver el reto de la carta. Y un final, a mi parecer, bien realista. Religioso o no, toda mala acción tiene su penitencia. Este Alejandros abusa de la confianza y buena fe de Filemones que intenta darle una oportunidad y en vez de hacerse merecedor de su confianza se aprovecha. Excepto por la paliza que le dio al enterarse de su última fechoría, tal vez más en el camino de la ira y la venganza(dada su condición religiosa) el llevarle a manos de la justicia es lo que debía hacer. Yo creo que una cosa es ser bueno y otra diferente tonto. Este tema se´ria seguro asusnto de una buena charla-debate.
Como realto me ha parecido acertadísimo.
Un saludo
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Muchas gracias por comentar. La verdad es que ésa era la idea, poner cómo algunos se aprovechan de ciertas cosas para abusar. En cualquier ámbito. Saludos.
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