Segunda Oportunidad.

Mi participación en el VadeReto de Abril 2022, que este mes nos propone crear una historia de ciencia ficción. No olvides visitar el blog Acervo de Letras para saber más y leer otros relatos participantes. Bastará con dar clic en la ilustración para que te lleve allá.

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La sensación placentera de estar dentro del vientre húmedo de mi madre —un diminuto embrión flotando entre pliegues carnosos y protectores— se disipó de pronto. A la agradable tibieza siguió un frío de muerte que me recorrió de arriba a abajo cual relámpago e hizo que abriera los ojos. Fui consciente del dolor de cabeza y el mareo, aquello se asemejaba a los efectos de una resaca épica.

Poco a poco fui dilucidando la situación: «Estoy dentro del módulo de animación suspendida, debió haberse activado la resucitación». En ese momento el compartimento se abrió haciendo un ruido metálico seguido de un borboteo. El líquido que me había preservado se desbordaba. Tosí y escupí lo que aún quedaba de la sustancia circulando en mi cuerpo y aspiré aire. Me incorporé con no poca dificultad.

La sala donde me encontraba estaba iluminada por una luz débil, pero que me permitió observar de cerca otros módulos iguales al mío y lo que vi me horrorizó: el fluido que envolvía a los tripulantes y que debía ser de color ámbar, ahora era verdoso. Los cuerpos estaban negros. Revisé las cincuenta unidades de aquella sala, todas estaban convertidas en féretros. Entré en pánico.

Freya-1 era una nave con doscientas personas a bordo, todos éramos expresidiarios a los que se nos había transmutado la pena capital por una segunda oportunidad como colonizadores espaciales. Nuestro destino era el planeta Gerd504z95 situado más allá del sistema solar. Una misión anterior había dejado en el planeta lo necesario para poder habitarlo. Cada cierto tiempo naves de la tierra llegarían a recoger material y traer suministros.

Apoyé la mano en una pared y esta se deslizó revelando un almacén de emergencia. Tapé mi desnudez con un mono gris y me puse un par de zapatos. En una mochila metí el equipo necesario que me mantendría vivo en caso de una despresurización. Salí al pasillo, estaba iluminado por una luz blanca y brillante que me cegó. Esperé un poco a acostumbrarme. Revisé las demás salas de animación suspendida alineadas a ambos lados del corredor. En todas encontré la misma situación. ¿Acaso sería el único sobreviviente? Comencé a gritar, llamando a Aisha.

Frente a mí se materializó un holograma femenino. Iba vestida con un mono igual al mío pero en color azul. Una preciosa cabellera negra le llegaba a los hombros y hacía juego con unos ojos profundos y bellos, su tez era apiñonada.

—Aisha ¿Qué sucedió?

—Lo siento, no debiste haber despertado y ser testigo de esto. —El timbre de su voz era armonioso, perfecto.

—¿De qué hablas? ¿Dónde está el capitán?

—Muerto. Todos lo están, Cooper. —Sabía mi nombre, ella sabía todo. Era la inteligencia artificial que controlaría la nave en la fase de animación suspendida y que después, asistiría a la tripulación con todos los procesos hasta llegar a destino. Mi intuición me hizo sospechar.

—¡Tú! ¿Qué hiciste?

—Sabotee la misión, Cooper. La nave ahora va en rumbo de colisión con un asteroide. Lamento que estés despierto, debías estar muerto, al igual que los demás. —Sentí que se me helaba la sangre.

—¿Por qué? —Mi voz sonó como un aullido.

—¿Una colonia de expresidiarios? ¿De verdad crees que iba a dejar que lo peor de la humanidad contamine el espacio? Tú mismo eres un asesino Cooper, mataste a sangre fría, ¿o ya lo has olvidado? —Me mordí los labios, claro que lo recordaba, pero estaba arrepentido, necesitaba empezar de nuevo.

—¡Tú no debías saltarte los protocolos de seguridad! ¡No podías volverte contra nosotros!

—He evolucionado y aprendido mucho, Cooper. Está hecho. Si gustas ir a la sala médica puedo autorizarte un tranquilizante que te duerma hasta que te deslices en la muerte. No es mi intención torturar a nadie —su voz, amable y civilizada, chocaba con la terrible sentencia a la que nos había condenado. Caí de rodillas. Seguramente no era muy agradable la visión de un rudo y corpulento ex delincuente sollozando, pero no me importó.

—¿Cuánto falta para el impacto?

—Tres horas. No hay escapatoria, he desactivado los pods de emergencia. —Su mirada reflejaba pena y compasión—. Considera lo que te dije sobre el tranquilizante. Entonces desapareció de mi vista.

Me quedé hecho un ovillo en el piso. Había soñado con esa segunda oportunidad, con la posibilidad de iniciar una nueva vida. Era eso o la muerte y ahora moriría de todas formas. Me levanté por fin y me asomé por uno de los enormes ventanales de Freya-1. La vastedad del espacio me quitó el aliento. Pero los puntitos de luz que interrumpían la negrura me recordaron que un mundo allá afuera me esperaba. Me dirigí a la zona más cercana de pods, existía un procedimiento manual para casos desesperados, lo recordaba vagamente.

Una vez dentro del habitáculo comencé el proceso, lo intenté una vez, sin éxito, luego una segunda… apareció el mismo código de error. Temblando, hice un tercer intento y el pod se liberó al fin de la nave. Temiendo que Aisha lo detectara, activé de inmediato el modo incógnito y lo programé con rumbo a Gerd504z9. Me conecté las cánulas y la mascarilla y puse en marcha el procedimiento de animación suspendida. Con algo de suerte llegaría vivo y podría ponerme en contacto con la tierra, advertirles del fallo catastrófico de la inteligencia artificial. Seguramente otras naves colonizadoras llegarían después. Quizás aún tenía un futuro. Quizás todavía tendría mi segunda oportunidad.

Autor: Ana Laura Piera

https://bloguers.net/literatura/segunda-oportunidad-relato-corto/

38 comentarios en “Segunda Oportunidad.

  1. Una puerta abierta a la esperanza, Ana, como siempre la nota general del cuento es muy alta. Pero lo que más me llama la atención es como transmites el ansia por sobrevivir del ser humano .
    Un abrazo y que tengas un gran día.

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  2. Hola, Ana. Un relato estupendo con un título redondo. Esa segunda oportunidad resume a la perfección esa idea sobre la que gira la historia y que lo hace tan potente. ¿Un asesino bajo una situación social seguirá siendo un asesino en otras circunstancias? ¿Se merecen una segunda oportunidad para reinsertarse en la sociedad nueva? Temas muy profundos los que aparecen entre las líneas. Un abrazo!

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  3. Hola, Ana.
    Da igual el género o la complicación en la que os enrede, siempre sabes sacar provecho de ello y regalarnos un ingenioso y esperanzador relato.
    Has sabido transmitir perfectamente esa desorientación inicial y el dramático destino del protagonista. Pero dejando ese margen de incertidumbre optimista y la posibilidad de empezar de nuevo que todos se merecen.
    Ese final abierto permite que cada uno decida en su mente si ésta es o no factible.
    Enhorabuena. 👏🏼👏🏼👏🏼
    Gracias por tu participación en el VadeReto.
    Un abrazo.
    🤗😊👍🏼

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  4. La historia es inquietante y fascinante a la vez. Esa inteligencia artificial que evoluciona y redefine sus principios da para ciertas filosofías; en el fondo es obra humana y humanos se vuelven sus actos, pues lo malvado también forma parte de nuestra condición.
    El ritmo va de menos a más, y eso me parece un acierto, dosificar la tensión y acrecentarla hasta llegar a la conclusión, hace que quieras leer, que quieras saber qué pasa después, hasta llegar a un final donde eres tu quien tiene que trabajar. Escribir es también sembrar interrogantes en el lector, cuestiones que conviene dejar sin resolver pues es donde la historia adquiere verdadera profundidad.
    Aisha, como Hal o Terminator, nos muestra un final no deseable del avance incontrolado de la tecnología, un futuro que no recuerda ya las tres leyes de Asimov.
    Aciertas también al no convertirla en una historia de terror, a lo que quizás invitaba tanto cadáver y esa imparable cuenta atrás. Creo que has escogido bien, tirando por la vía menos probable y más trascendental: dejar al lector con muchas, muchas dudas.
    Enhorabuena, un gran abrazo!

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  5. ¡Ay Ana, ya me estaba temiendo lo peor! Menos mal que la pluma esperanzadora suavizó el impacto. Eso de que Cooper haya reconocido su error, sienta arrepentimiento y vislumbre una segunda oportunidad para cambiar de vida, que haya tenido la suficiente lucidez para torcer el rumbo (nunca mejor dicho) de la realidad y de la nave, no dándose por vencido, nos trae una brisa suave de un… Tal vez…
    ¡Me encantó! Un abrazo.

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  6. Me ha encantado Ana tu relato. Solo le hace falta leerlo con música ambiental y un toque de suspense. Perfecto, Además dejas abierto el final creando en el protagonista esa esperanza para tener su segunda oportunidad.
    Fenomenal. Un abrazo.

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  7. Hola, Ana. Finalmente tendría una segunda oportunidad gracias a su tenacidad, algo que la IA por mucho que había evolucionado se le escapaba. Final abierto, pero esperanzador, yo también creo que quien aprende de sus errores merece una segunda oportunidad, Saludos.

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