Un Cadáver en el Ascensor

Mi participación en el microrreto del blog El Tintero de Oro. Requisitos: que aparezca un cadáver en un ascensor y de máximo 250 palabras.

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Debo reconocerlo, siempre fui débil y sensual y me entregaba sin empacho a los placeres furtivos. Eso no cambió al casarme y ante los dramáticos reclamos de Ester, mi fuerza y autoridad hacían que se replegara. Llevarle casi veinte años tenía sus ventajas.

Poco antes de cumplir setenta intuí que las cosas cambiaban. Mientras ella aún estaba en la flor de la edad madura, yo ya necesitaba ayuda para todo. Ahí comenzó su asedio brutal hacia mi persona con indudable sabor a venganza. Confieso que nunca lo vi venir.

Con el cuerpo en franca retirada de esta vida, no hay mucho que pueda hacer para enfrentarla. He propuesto que nos divorciemos y se ha reído. Sé que encuentra placer en ver mi decadencia y sufrimiento.

Los micro infartos y los disgustos se van sucediendo a diario, los primeros, los mitigo con una pastilla sublingual que me hace sentir mejor en minutos, pero anoche tomé una decisión.

Reconozco el dolor y no me tomo el medicamento. Trato de salir lo más calmadamente del departamento y me enfilo con paso vacilante al elevador. Haciendo un esfuerzo, manoteo tratando torpemente de pisar el botón y cuando las puertas se abren me precipito dentro de ese espacio, milagrosamente vacío de gente, e iluminado con luz neón. La punzada en el pecho es intolerable, me derrumbo y la frialdad del piso es de las últimas sensaciones que percibo. Me estoy muriendo, pero no le daré a la maldita la satisfacción de verme agonizar.

248 palabras.

Autor: Ana Laura Piera

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91 comentarios en “Un Cadáver en el Ascensor

  1. ¡Pufff! este hombre se ha precipitado antes de tiempo a una especie de ataúd. Muy mal lo debía estar pasando; pero eso ocurre por hacer las cosas mal desde el principio.
    Un abrazo. Ana

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  2. ¡Hola, Ana! Tremendo micro en el que nos muestras una relación tóxica, claustrofóbica en la que la única salida es una muerte agónica, pero en la soledad del ascensor. Dibujas un personaje femenino muy cruel y potente que me lleva a la novela negra más clásica. Fantástico aporte. Un abrazo!

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    1. Los setenta, hoy, la verdad es que no son signo de decrepitud, conozco muchas personas que llevan vidas plenas y son activos. Mi personaje creo se desgastó mucho en su juventud… jajaja Saludos.

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  3. Hola Ana , eso es lo malo casarse o en capricharse de una mujer más joven , y si tienes una buena situación económica más todavía , pobre hombre que lastima , me gustó mucho tu micro , saludos de flor.

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    1. Hola Ángel, para mí los dos son dignos de compasión, ella por aguantar y quedarse, y él por no haber cultivado el amor. ¡Gracias por pasar!, que tu domingo esté siendo agradable.

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  4. También, qué poco considerado… qué trabajo le costaba morir en la cama y permitir que su mujer disfrutara del asunto. También él ha disfrutado de la juventud de ella. Es que los hay de lo más egoísta.
    Buen relato.
    Un beso.

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  5. Esos placeres furtivos le pesaron una dura factura al hombre. Cuando alguien se siente en «lo mejor de la vida» y se hace, tal vez, lo indebido, no se suele pensar en que, la vida es cuestión de causa y efecto, sin saber por dónde te va venir el tortazo. Has descrito de maravilla una relación diría; enferma por ambas partes, y el final, tremendo. Muy bien logrado el ambiente, Ana.
    Te quedó un relato fabuloso, y muy acorde al reto.

    Un abrazo!

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  6. Hola, Ana. Magnífica puesta en escena sobre el último alegato de un ser moribundo, y vaya que sí. La narración es muy potente, en primera persona y presente, haciendo muy visual la deriva a la que le ha llevado la vida.
    Muy bueno.
    Un abrazo!

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  7. Un matrimonio caracterizado por la dominación de él sobre ella, primero, que le sirve para que la esposa pase por alto sus infidelidades, y más tarde es ella la que domina la situación ante el deterioro físico del marido, pergeñando su venganza. Sorprendente la resolución, con el suicidio del marido solo por no dale a la esposa el gusto de seguir consumando su venganza. Muy original e inesperado. Un abrazo, Ana.

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  8. Me ha gustado muchísimo, Ana. Un micro potente. Una guerra psicológica entre dos personas que no se soportan. Tremendo. Y en tan poco espacio todo un logro. Así se escribe, compañera.

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  9. A priori, morir en un ascensor no parece muy apetecible, pero es cierto que en el caso de tu protagonista tiene su porqué. Genial, Ana. Has descrito muy bien la angustia del personaje y sus motivaciones.
    Un abrazo

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  10. Hola, Ana.
    Genial micro, he podido empatizar con el protagonista y sentir la misma frustración de él. Me alegro que por lo menos haya logrado su último cometido.
    Un saludo.

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