Viendo hacia atrás en el tiempo, he decidido republicar este relato, con algunos cambios.

Las ciudades pensaron que algo andaba muy mal cuando sobre sus lomos dejaron de pasar los usuales contingentes de personas, tanto en vehículos como caminando. Los pequeños pueblos turísticos languidecieron al ver que ya pocas personas acudían a admirarlos. Los animales también se habían confundido, perros y gatos sobre todo, vieron con extrañeza cómo sus amos se ponían lentes protectores y «bozal» para salir, actividad que cada vez hacían con menos frecuencia.
Las aves del cielo, atónitas, vieron disminuir los objetivos para depositar sus excreciones. Los muebles de las casas, al sentir el peso de sus dueños a todas horas tuvieron ganas de desaparecer. Las viviendas se cansaron de la constante presencia de sus habitantes: “¿cuándo volveremos a estar solas?” se habían preguntado mientras lanzaban suspiros pesarosos que salían por las ventanas.
Las madres, tratando de volver normal lo anormal, inventaron relatos para sus hijos pequeños: «este año todos nos volvimos bandoleros, por eso nos tapamos los rostros»
En suma 2020, fue un año extraño, un año anómalo donde todo estuvo al revés. Sin embargo, para algunas personas aquello fue un sueño hecho realidad: a los que les costaba trabajo dar un beso o un abrazo estaban fascinados pues ya no tendrían que fingir. ¡Por fin se respetarían los espacios vitales! La distancia y el enmascaramiento ocultaban convenientemente las muecas de disgusto, aunque también, las sonrisas. Para los que añoraban el contacto piel a piel y la cercanía con sus semejantes se trató de una verdadera pesadilla.
La humanidad había tenido que aprender a hacer las cosas cotidianas de otra manera. Ciudades, pueblos, casas, mascotas también tendrían que resignarse a una nueva vida. En los anales de la historia de los animales domésticos, aquel año 2020 se conoció como “El Año Enmascarado”.
Y, sin embargo, al final de ese año desastroso, de la mano de la resiliencia humana llegó un atisbo de esperanza… Las mascotas compartieron, junto a sus dueños, ese sentimiento tímido de que todo iría mejor en los años por venir.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
https://bloguers.net/literatura/el-ano-enmascarado-cuento-corto/
Tus palabras saben guiarnos por el camino de lo turbio y envuelto en brumas. Sonrisas.
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Espero esas brumas se disipen pronto😹 un abrazo Joiel!
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Interesante historia que relate muy adecuadamente lo que paso en el 2020.
Muchas gracias por compartir tus letras con todos.
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Gracias!!
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Una historia que te lleva y te va mostrando este hoy que vivimos y que se nos volverá tal vez rutinario. Un abrazo
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Gracias Themis!
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Hola, Ana, muy bien logrado el tono de leyenda que caracteriza la voz del narrador. Lo sorprendente es cuando descubrimos que somos nosotros mismos los que estamos metidos en la historia. Una historia con un final esperanzador frente a la realidad que nos sigue atrapando en el túnel. Tal vez ese final pertenezca al 2022. ¡Ojalá!
Un abrazo desde este crudo invierno del norte de España. María Pilar.
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Muchas gracias por leerlo. Comparto cobtigo el deseo que en 2022 nos libremos del bicho. Abrazos!
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Estupendo relato, aunque tengo la impresión de que ese 2020 es un poco expansionista y no se decide a terminar dejando espacio a su sucesor.
Te deseo un 2022 en toda su plenitud.
Un abrazo
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Gracias por leer y comentar. Pareciera que 2020 no nos quiere dejar, pero bueno creo que ha habido momentos buenos y 2021 fue algo mejor. Estoy segura que 2022 verá el fin de la pandemia. Un abrazo.
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Un canto a la esperanza, Ana, la verdad es que aún no tenemos ni idea de las consecuencias que traerá en las personas tanta mascarilla, tanta distancia entre las personas y tanta desconfianza hacía el projimo.
Un abrazo.
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Eso es muy cierto, Ángel. Aunque en 2022 veamos el final de esta pesadilla no sabemos las consecuencias de todo lo que hemos pasado, a nivel emocional, físico, etc. Pero debemos ser optimistas. Un abrazo.
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¡Hola, Ana! Sin duda ese 2020 lo recordaremos a nuestros nietos, como nuestros abuelos nos hablaron de la guerra civil. Todo son experiencias y todo pasa, por eso siempre hay vivir y sonreír. Un feliz año te deseo! Un abrazo!
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Gracias David!
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Este tiempo de la máscara se podría dilatar años y años. Hasta que los humanos hallemos la salida, dónde siempre, haciendo del problema la solución. Un abrazo.
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Gracias Carlos, si, cre la mascarilla se quedará bastante tiempo más pero este virus ya está x irse. Saludos!
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Yo hasta me veo interesante enmascarado!!
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Feliz Año, Ana, por un 2022 lleno de alegrías.
Beso y un abrazote.
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Mil gracias Ángel! Igual para tí y tu familia!
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Personalmente, el 2020 lo recuerdo como el año desenmascarado. Fue entonces cuando empezamos a vernos, a sentirnos, a despertar de esa ignorancia en la que nos instalamos para soportar nuestro egoísmo. Descubrimos el valor del silencio, de la naturaleza, de la familia, de lo sencillo, de los besos y los abrazos… Modificamos nuestra forma de mirar, lejos de la inmediatez con la que caminamos por el mundo.
Eso sí con mascarilla que ojalá nos desenmascaremos para regalarnos sonrisas.
Un abrazo, Ana.
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Mira, es verdad. Otra forma de verlo. Cierto que hubo muchos temas que recobraron su importancia en ese año, como bien dices, hubo un despertar. Un abrazo.
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Me ha encantado tu relato, Ana. Especialmente como se sienten los animales e incluso los muebles jaja. Un final esperanzador. Ojalá poco a poco consigamos vencer a este terrible virus. Un abrazo!!
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Gracias Cristina! Un abrazo!
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Perdimos la cotidianidad o la cambiamos por algo que nos pilló por sorpresa. Por lo que leo, no solo afecto a la humanidad, también a animales, incluso muebles… Pero todos recordaremos lo que comenzó en 2020 un año que nos marcará. Lo que no se es cuanto nos marcará. Dependerá del futuro. Seamos optimistas. Enhorabuena por tan excelente crónica. Un abrazo.
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Definitivamente nos marcó y aún falta ver las consecuencias de todo esto en las generaciones más jóvenes. Gracias por comentar. Saludos.
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Una historia con un final esperanzador, frente a la realidad que nos sigue atrapando en el ir y venir de informaciones desinformantes. Tal vez ese final pertenezca al 2022. ¡Ojalá! Aunque luego nos tocará afrontar las consecuencias físicas y anímicas, aunque ya no piense en que vamos a ser mejores y más empáticos, seamos optimistas. Un abrazo Ana.
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Jelou, Ana.
Como adivinarás, la notificación de este relato estaba traspapelada entre tanto correo. Que lo tengo peor que una barriga en Navidad. 🤦🏻♂️
Es curioso porque esto sigue de total actualidad. De hecho, estamos bregando ahorita mismo con el bichito en mi casa. (Mi mujé más concretamente). Dos años ya y seguimos sin ver el final. ¿Quién lo verá?
Curiosamente, está siendo una pandemia mala, muy mala, para algunos y buena para otros. Dicen que quién saca recursos de río revuelto es más superviviente, ¿no?
Ojalá ese esperanzador mensaje que envía tu relato se haga realidad.
¡Feliz Año Nuevo! Que esta entrada la escribiste en diciembre. 😅😂🤣
Un abrazo. 🤗😊👍🏻
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Hola Jasc! Gracias por comentar! Siento que el bicho ande en tu casa, espero se vaya pronto sin pena ni gloria! Un abrazo!
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Gracias, Ana.
Ya le quea poco. Le voy a sacar a escobazos. 😝
Al bicho, no a mi mujé. 😱😅
Saludos
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