
La gente siempre recordará ese día. El estruendo fue pavoroso y se escuchó hasta el fin del mundo. Previamente hubo señales que presagiaban que algo catastrófico estaba por suceder. El pulso de la Tierra, antes firme, se volvió como el de un anciano tembloroso; los animales salvajes no se dejaron ver por ningún lado y un prolongado eclipse de sol hizo que muchas personas pensaran que las tinieblas lo habían ahogado sin remedio. El viento no llevaba ya el canto de las aves, solo extraños presentimientos que llenaban de temor los corazones.
Como gigantes se levantaron. A su lado las poblaciones humanas parecían hormigueros y aunque las grandes masas de tierra no tenían la intención de herir a nadie, hubo muchísimos muertos y heridos. De los lomos de los cerros cayeron: casas, personas, vehículos, ganado y todo lo que los humanos solemos poner en ellos al creer que los conquistamos.
En medio del caos unos pocos las escucharon, aunque ninguno las entendió: palabras de pesar proferidas por los nobles monstruos al alejarse. Se fueron con los pies de tierra envueltos en una polvareda espesa mientras caminaban haciendo llanura. No se supo el porqué de aquel formidable éxodo, pero sin ellos nada fue igual. El paisaje se hizo monótono, el clima cambió, los ríos inundaron las poblaciones, los animales ya no tuvieron donde guarecerse y la gente quedó desnuda.
Desde entonces los niños y los viejos cantan melodías al amanecer para atraer a los cerros otra vez, pero el tiempo se vuelve un bien escaso. Si los ves, trátalos bien y diles que esta eterna espera nos está matando.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
https://bloguers.net/literatura/el-dia-que-los-cerros-se-levantaron/
Qué bonito, Ana. Muy poético.
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Muchas gracias por pasar y comentar Marta, saludos!
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Me ha gustado mucho Ana!! es como una leyenda antigua contada de forma muy poética. Un abrazo!!
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Hola Cristina! Gracias por tomarte tiempo para leer y comentar. Saludos!
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¡¡¡Precioso!!!
La naturaleza debería ser mimada y tratada con el respeto y la educación que se merece. Sin embargo, nos creemos sus dueños y explotadores. El día que se canse, como en tu relato, nos enseñará quién manda aquí.
Un abrazo.
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Muchas gracias por pasar y comentar. Saludos!
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Ana, lo que nos cuentas es terrible, el mar me encanta y esto me recuerda a si quieres más a papa o a mama, Las montañas tienen algo que yo necesito, para mi sería terrible que decidieran marcharse.
Por lo demás un relato fantástico, como siempre.
Un beso.
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Una hermosa forma de hacer presente lo que pasamos por alto. Felicidades.
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Qué bonito. No estería mal cantarle una oración de perdón a la Tierra. Buenas noches.
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Gracias Azurea por pasar y dejar comentario. Sí, hemos abusado mucho de nuestro Mundo
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Tierra siempre da señales antes de hablar, los humanos, parece que somos los últimos en escuchar. Ella, no hiere, pero antes debe sanar de las heridas que ha sufrido para darnos nuevo cobijo. Respetemos Su tiempo y honremos su espacio como merece Madre Tierra. Que bonito relato, Ana, reflexivo.
La imagen, preciosa, creo que son terrazas de arroz, en China.
Que tengas una bonita semana.
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Muchas gracias Mila! Bonito fin de semana!
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Precioso, Ana. Una llamada de atención para que no olvidemos lo que nos da la Madre Tierra y lo que nosotros le robamos.
Un abrazo
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Así es. Esperemos que aún estemos a tiempo y se pueda hacer algo y no la deterioremos más. Un gusto que pases por mi casa, gracias por tomarte el tiempo de leer y dejar tu valioso comentario. Saludos.
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No en vano, la naturaleza es la mayor asesina en serie que existe. Dicen que la más justa, también.
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Exacto, la más justa. Somos nosotros los que nos metemos a alterar el orden natural. Gracias por tu visita y comentario.
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Gracias Ana, es una invitación a la reflexión. Un saludo.
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Gracias por tu visita Carlos. Saludos…
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Hola Ana. fantástico y bien relatado, muy imaginativo, le das una buena vuelta al amor por la naturaleza, tal vez ella algún día no quiera que la amenos, gra relato, un gran abrazo¡¡
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Hola Mik! Gracias por visitarme y comentar, siempre un gusto verte por acá!
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