Vestido con mi mono de enfermero al que llevo prendido un gafete de identificación falso, me siento un fraude ambulante recorriendo los pasillos de este enorme complejo hospitalario. Procuro imprimir a mis pasos una urgencia que logre convencer a los demás de que tengo un propósito y así evitar que me hagan preguntas incómodas que sé muy bien que no podré responder.
El truco ha funcionado, mi caminar enérgico, mi mirada de determinación, mi presencia constante han logrado al fin que el personal me vea como uno más de los suyos. Me he librado de sus miradas recelosas pero no de mi problema, si no fuera por eso todo sería perfecto.
Tras incontables horas de observar y escuchar atentamente todo a mi alrededor, he ido absorbiendo la jerga médica e incluso he realizado algunos procedimientos sencillos con éxito: suturas e inyecciones, he dejado de pensar que soy un fraude y fantaseo con que en verdad fui a la Facultad.
Casi no recuerdo ya cómo era mi vida antes: vagar en las calles, buscar en la basura, drogarme. Cuando me llegan esos pensamientos los ahuyento. Me anima mucho que el Gastroenterólogo, el Dr. Cortes, me salude siempre y yo procuro estar al pendiente para lo que necesite: llevarle un café, preparar a un paciente, ayudarlo con el interminable papeleo ¡hay mucho que hacer en este hospital!
Hoy el Dr. Cortes me ha pedido que lo asista en una apendectomía. Casi no lo puedo creer ¡mi primera cirugía! Estoy emocionado y feliz de seguir aprendiendo. Me daré una vuelta por Psiquiatría, tan sólo necesito aprender qué medicamento tomar para que desaparezcan mis alucinaciones. Ya no puedo posponerlo, estoy convencido de que los pacientes merecen lo mejor, tengo actitud y ganas, si me lo propongo podré hacer la transición a médico y ¿porque no? quizás llegar a ser un gran cirujano.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla.
Buenisimo!! Si no me equivoco esto sucedió en realidad en Argentina hace muy poco. La idea de introducirte en la mente del infractor es genial. Felicitaciones.
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Hola Oswaldo, gracias por tu visita y comentario!
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Me gustó cómo vas revelando de a poco al personaje y como vas describiendo todo lo que siente. Buen relato! 🙂
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Hola Flor muchas gracias por leerlo. Trato de entrar a tu blog y me dice que ya no está disponible. Déjame un enlace para visitarte. Gracias!
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Uy, que raro! gracias por avisarme, ahora me voy a fijar cuál es el problema.
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Ana, que bien desarrollas la historia, concisa y clara, sin nada que sobre.
El medico que tengo, no me extrañaría que hubiese estudiado en la misma facultad que tu personaje.
Un abrazo.
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Hola Angel! Imagínate! Debe haber gente así en lugares donde un error es de vida o muerte, da miedo! Un abrazo!
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Estoy seguro que acabará de médico en la seguridad social. Y lo mejor es que no desentonará.
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😂👍
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Hola Ana , inquietante narración, parece que una mente trastornada, ha decidido que puede llegar a convertirse en cirujano, si averiguas donde opera, avisa¡¡¡ jajaja un abrazote¡¡
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Sí, para correr! Pero me imagino que esto pasa más veces de lo que pensamos…qué miedo! Saludos!
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Tremendo relato. Muy inquietante. ¿Me habré, nos habremos cruzado alguna vez con un sujeto de semejante naturaleza, sin siquiera sospecharlo? Glups.
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Hola! Yo creo que más veces de las que pensamos … Saludos!!
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Ahí le has dado Ana, con determinación cualquiera puede llegar a ser aquello que desea. En este caso el fraude acaba, por su dedicación, haciéndose real y lo que en los libros no aprendió con la práctica se equiparó. Esperemos que no se le queden muchos en la mesa de operaciones por el camino, estos atajos tienen sus inconvenientes como esos muertos cual daños colaterales 😂🖐🏼
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Gracias JM por pasar y comentar. Saludos!
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