
Hacía ya algún tiempo que por el cielo de la tierra transitaban enormes ciudades flotantes. Se hablaba de que serían un gran alivio al problema de la sobrepoblación y eran muy prácticas pues podían cambiar de sitio si las condiciones climáticas no resultaban favorables. Pocas veces aterrizaban, en realidad no había mucho lugar donde hacerlo y dentro de cada una había prácticamente todo lo necesario al ser autosustentables. A veces solo se «anclaban» y permanecían algún tiempo en el sitio elegido hasta que era momento de partir.
Al principio, únicamente los países ricos las lanzaban y eran un símbolo de estatus siendo sólo los más privilegiados los que podían acceder a ellas y a sus increíbles vistas. Cada lanzamiento era celebrado en todo el orbe, y las ciudades que ya estaban en circulación, lanzaban fuegos artificiales y desplegaban mensajes fraternales de bienvenida para la recién llegada.
La cosa cambió cuando un país africano lanzó su propia versión de ciudad flotante. Las otras urbes vieron con recelo a su contraparte africana y la bienvenida, si es que la hubo, fue fría y distante. Después un país de Centroamérica lanzó su ciudad y los ricos del mundo comenzaron a hablar de que las ciudades, hasta entonces inermes, debían pertrecharse previendo cualquier tipo de violencia por parte de los pobres.
Mientras más ciudades fueron lanzadas por países tercermundistas, más repulsión causaba la noticia a los del primer mundo.
Hoy todas las urbes flotan armadas y recelosas, ha habido choques y muertos. Más de una ciudad rica y poderosa, ha querido conquistar a otra menos equipada. Los ataques han hecho que caigan de las alturas, matando a todos sus habitantes y a los que tuvieron la mala suerte de quedar en el camino de los despojos que se precipitaron a tierra.
Ya se habla de Ciudades-Ejército para salvaguardar los intereses de cada país.
Hoy, el cielo llora sangre.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
Si quieres comentar algo, adelante, los leo y contesto todos. Gracias por leerme.
https://bloguers.net/literatura/el-cielo-es-el-limite-microrrelato/
Muy bueno Ana, lo cierto es que esta historia no es ajena. Mientras los ricos lo hagan, está bien visto. Cuando los pobres lo hacen la perspectiva cambia. Siempre ha habido países con más derechos autoproclamados que otros. La suspicacia, el recelo, el prejuicio, es el germen de una inseguridad ficticia, de un temor falseado. Pasa con países, con comunidades, con orientaciones sexuales, con razas… por eso esta historia no es ajena. Excelente. Un abrazo.
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Gracias por tu comentario Sabius!
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Utopía magnifica, daría para una saga sin duda.
Pobres contra ricos, los que viven en tierra contra las ciudades flotantes. La lucha por los recursos…
Ana, un saludo y buen finde.
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Hola Ángel muchas gracias por tu visita y si, es un tema que creo se podría tocar en cine o televisión o inclusive como tú dices una saga distópica. Que tengas también un excelente fin de semana!
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Hola Ana allá donde vayamos como especie, si transportamos nuestros actuales valores, nada cambiará, espero que en ese cielo algún día puedan flotar no solo ciudades, si no lo mejor del alama humana, y deje atrás nuestra parte más terrible. Un gran relato, que he disfrutado, porque siempre escribes poniendo el corazón en cada palabra. Un saludo y un gran abrazote¡¡¡
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Yo también espero eso Mik, sé que este relato es más bien distópico. Y como dices, debe haber un cambio o nos va a llevar la fregada donde vayamos. Gracias por pasar!
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Me encantò!!
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Me gustó mucho tu relato! Representa muy bien la realidad y además me gustó mucho la imagen de las ciudades flotantes. Como te dijeron más arriba, podrías ampliarlo, si alguna vez tenés ganas, para algo más largo! La ambientación, aunque breve, es muy buena, y la idea da para muchas posibles tramas.
un saludo!!
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Por mucho que cambie el escenario seguimos teniendo los mismos papeles. Aprender de los errores es algo de lo que la necedad humana reniega. Como siempre bien, tú tampoco cambias escribiendo😁🖐🏼
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Hola JM, gracias por visitarme y por tu comentario, lo valoro mucho. Saludos.
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De nada Ana, a ver si ahora con el verano me voy poniendo al día que debo un cielo estrellado de visitas. 😁🖐🏼
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Cruda realidad que se puede proyectar a muchos planos de esta vida, en esa estamos aunque la verdad que tal vez ni lleguemos a ello pues si seguimos el mismo camino tal vez, hasta nos destruyamos. Un abrazo grande
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Gracias Themis, coincido contigo. Saludos y gracias por pasar.
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Aunque parece que, según qué guerras, si no se habla de ellas en la tele, parece que no existen, aunque lleven años librándose. La cíclica historia de la humanidad…
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Ésa es una de las cosas que más me llaman la atención. La capacidad que tenemos de permitirnos «preocuparnos y escandalizarnos» por unas cosas y otras que son igual de horrendas y que suceden continuamente, parecieran no afectarnos. Claro, mucho tiene que ver la manipulación mediática y los hilos que tiran desde muy arriba. Es detestable. Saludos.
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Desgraciadamente existe un gran paralelismo entre la ciudad que nos presenta tu estupendo relato y el mundo actual. Nunca entenderé que sea tan difícil convivir en paz. Muy buen relato. Un abrazo, Ana!
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Desde que el ser humano apareció en esta tierra pareciera que llevamos impreso en el ADN esa necesidad de dominar, conquistar, destruir y ambicionar. ¿Acabará algún día? lo dudo. Saludos y gracias por pasar.
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Por desgracia así somos incapaces de aprender de la historia. La paz debería reinar en todos los lugares del mundo, en cada rincón, y en cada casa. Un relato no muy alejado de lo que buscan algunas mentes. Un abrazo.
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Traemos desde siempre las ganas de avasallar al otro, de dominarlo. Siempre ha habido conquistas, guerras, masacres, ambición, miedo. ¿Acabará algún día? lo veo difícil. Saludos.
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Me encanto…es una realidad…Me recordó la película Elisyum…Los ricos arriba, los pobres abajo….De hecho..esos últimos lanzamientos que denominaron «turismo espacial» es si se quiere un ensayo para un posible escape o salvación de estos Portentosos señores..
No estamos lejos de tu escrito..
Un abrazo.
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También lo creo así Fernando. Gracias por pasar y comentar.
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Se me hizo super lindo eso de las «ciudades flotantes». Pero qué mundo loco, ni aún allí puede haber la.tan soñada y anhelada PAZ.
SALUDOS Ana…
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