Autor: Ana Laura Piera
Intrigados, seguimos al loco del pueblo hasta el cementerio de cabinas telefónicas olvidadas; donde él vivía. Eran desechos incómodos, vomitados por la gran ciudad, y que se acumulaban en un terreno de las afueras. Ya era bien entrada la tarde y nada más llegar al lugar, escuchamos los ecos incansables de pasadas conversaciones. Flotaban las palabras alguna vez pronunciadas, cercenadas de sus frases, como jirones de nubes estruendosas. Comprendimos la razón de su locura y salimos de ahí para nunca volver.
Genial entrada!! No solo eran las palabras hechas jirones…sino las almas haciendo cola en cada una de las cabinas… Un cálido saludo.
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Hola! Gracias por pasar y comentar, un abrazo!
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Otro para vos, Ana.
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Ana, el micro es muy bueno y esa imagen lo hace perfecto. Las palabras flotan en la imagen y en cada cabina se intuye un alma.
Un abrazo.
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Qué joyita de lectura, con su dosis de terror, de magia, de evocación.
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Gracias!
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Hola Ana, de nuevo otro micro imaginativo y grande en narrativa, estas rozando el cielo estos últimos días un saludo y un abrazote bien grandee¡¡¡
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Hola Mik!, a veces las imágenes nos inspiran a relatos locos, como éste. Gracias por tu visita y comentario, lo aprecio mucho. Saludos…
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Hola Ana , que buen relato….. Y que recuerdos de aquellos días en que la gente hacia cola para hablar por teléfono , ahora ya nos parece casi extraño , ya que todo el mundo habla con sus móviles , por no decir que incluso algunos más aventajados hablan atraves de sus Smart wach , relojes con opción a llamadas telefónicas, me a gustado tu relato , te doy las gracias por pasar por mi blog , te deseo una feliz semana , saludos de flor.
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Muchas gracias por tu visita y comentario!
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¡Hola, Ana! En España hubo una serie de televisión hace muchos años titulada la cabina en la que un tipo quedaba atrapado en ella y no podía salir. Aquella serie hablaba de la incomunicación y de la soledad en la multitud.
Tu micro es una metáfora preciosa sobre las cosas que se perdieron en el tiempo, en este caso esas conversaciones que el viento se llevó. Sin duda, donde se ponga una cabina de teléfonos que se quite el móvil. Un abrazo!
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Hola David, muchas gracias por tu visita y comentario. Saludos!
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Hola Ana,
Que original que las cabinas hayan guardado nuestras conversaciones durante años y ahora ya nadie las escucha, solo un hombre que se volvió loco.
Un saludo,
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Hola! A veces las fotos nos inspiran relatos muy locos… Saludos!
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Hola Ana. Interesante y muy original el cuento que has escrito. Un saludo.
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Hola Pedro! Gracias por visitarme, saludos!
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Espléndido relato de conversaciones ocultas. Magia, locura ¿Qué más da? Esas cabinas guardarán para siempre muchas conversaciones convertidas en emociones. Un abrazo.
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Gracias por tu visita y comentario Sabius…saludos!
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Qué lindo! Me gustaría estar ahí y escuchar esas voces.. (acompañada y de día jeje)
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