
Aceptó gustoso la copa que Amanda le ofrecía. Después de tanto pleito y desencuentro con ella, ahora parecía querer firmar la pipa de la paz. «Finalmente la terminé de domar» —pensó muy ufano—.
Mientras bebía, la veinteañera comenzó a desnudarse lentamente. ¡Cómo deseaba aquel cuerpo firme y hermoso!, le hacía sentir vivo. Además le gustaba saborear las miradas de envidia que despertaba cuando aparecía con ella a su lado. Estaba orgulloso de haberla conquistado a pesar de ser un viejo decrépito.
Apuró el trago y Amanda le volvió a llenar la copa. Ya estaba desnuda por completo y él sonreía como un bobo. Anticipando la boca de la chica en su sexo, intentó quitarse el pantalón. Una punzada en el estómago se lo impidió, y luego otra, y otra, todas más fuertes y feroces que la anterior. Ella comenzó a vestirse nuevamente… esta vez, de negro.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
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¡Gracias por leer!
Qué chica tan práctica 🤣
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Verdad???? Salió bien lista.
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Que bien los has hilado, me encanta el final.
Un abrazo.
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Gracias Angel
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Gracias Angel!
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La soberbia del viejo y su petulancia, tiene precio, dos copas de vino y una temporadita en el infierno..jajajajaj muy bueno Ana ¡¡¡
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Gracias Mik! saludos!
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Que parezca un accidente….
Un abrazo.
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Debería estar muy agradecido, gracias a ella tuvo en la mano una copa, aunque fuese la última. Un saludo.
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Hay placeres que ya no son permitidos…
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