Cuando mueres en el mar, lo salado se vuelve dulce…

El azul de sus ojos se volvía uno con el azul del mar y todos los líquidos de que estaba constituido su cuerpo clamaban por volverse agua salada. La luna llena se reflejaba titilante en las olas y el canto ronco y fuerte que estas producían con su eterno ir y venir acabó por hechizarla.
Levantándose de su lugar en la playa caminó lenta pero inexorablemente a la inmensidad acuática. A esa hora de la madrugada la playa estaba desierta y no hubo nadie que fuera testigo de aquel hecho: primero el mar lamió sus blanquísimos pies, pero al probar el sabor de su carne ya no la soltó, jalándola por las piernas con fuerza, la devoró completamente sin que ella opusiera resistencia, pues todo su ser ansiaba fundirse con el océano. “Cuando mueres en el mar, lo salado se vuelve dulce”, alcanzó a pensar al tiempo que mutaba a ninfa marina.
Se alejó impulsándose con su enorme cola hacia las profundidades, mientras en su larga cabellera, extendida cual bandera, se enredaban pequeños pecesitos, caracolas y estrellas de mar. Y ya nunca más volvió a pensar en su vida terrenal y tampoco nadie jamás la extrañó.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
Profecía autocumplida o una sirena que piso la arena, creyendo que se encontraba por descubrir un nuevo mundo lejos del agua y las compañías quela acompañaban. O quizás esa extraña de desear desaparecer, porque el dolor es tan profundo que ya no vale la pena, volver a insistir. Un cálido saludo,
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Muchas gracias por tu visita y tú comentario.
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Puede haber varias interpretaciones y está me parece acertada 👍🏼
Saludos 🖐🏻
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Fundirse con el mar y renacer en uno de sus habitantes, hermoso, un sabor dulce a nostalgia del azul profundo, un abrazo grande, gracias por este relato
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Gracias a tí por leerlo, Themis.
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Deseo cumplido, ese era su sitio, pues fuera nadie la extrañaba. Me gustó. Un abrazo
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Muchas gracias. Saludos…
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Relato de sirena, muy original y onírico. Me ha gustado mucho! Qué triste que nadie le echara en falta ni notara su ausencia. El mar sí la quería. Felicidades, Ana! Un abrazo!
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Ahí encontró su verdadero hogar, saludos.
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Qué bello relato,.me recordó a Alfonsina Storni. Es una manera de sublimar el encuentro con la.muerte, que es en realidad un nacimiento, con poesía, sutileza y hasta candor.
Me encantó Ana, muchos saludos.
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Muchas gracias Maty, saludos.
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