Una vez hubo un mago enamorado de una estrella…

El anciano miraba desde la torre más alta del viejo castillo. Iba de cuarto en cuarto, asomándose en todos los balcones, esperando tener una mejor perspectiva del cielo nocturno, pero todo era en vano: llevaba varias noches buscándola y no encontraba su estrella, esa que era la luz de sus noches, la blancura de sus horas, la frialdad gaseosa que mantenía tibio y latiendo su corazón. «Alhena, Alhena, ¿dónde te has metido? ¡Esto es horrible!«
Alhena la brillante, la hermosa, la rebelde que una noche dejó su nación de estrellas y bajó a la tierra, enamorada de un mago. Consumada su unión, ella tuvo que regresar a su puesto en el cielo y desde ahí lo había amado fiel y constante. Fue testigo de los estragos del tiempo en su amante, vio la noble barba negra convertirse en una cascada nívea, el liso de su frente volverse barrancas de sal. Él había cambiado tanto, pero el amor que se tenían era inmutable. Vencido por una tristeza mortal el mago se dirigió a su habitación. Tras incontables horas de derramar lágrimas, estas hicieron un río debajo de su lecho. Diminutos peces nadaban en él siguiendo el curso del agua hasta el sótano. Libros y muebles flotaban en aquella tristeza acuática que minaba los cimientos de la antigua construcción.
De repente, en medio de la oscuridad, un tímido destello se hizo presente dentro del dormitorio del anciano. Este mantenía cerrados los ojos y no lo percibió sino hasta que el fulgor se había vuelto tan brillante que era imposible ignorarlo. «Oh mi amor, mi dulce amor, Thuban, no llores, mírame, aquí estoy, ya es hora». Thuban, el mago abrió los ojos y de inmediato fue cegado por la luz de Alhena. Sus ropas se vaporizaron y quedó desnudo. Oleadas de un placer celestial inundaron al viejo, su cansado cuerpo se estremecía y con cada movimiento la juventud perdida regresaba a él. Entonces carne, huesos y gases helados, se fundieron gozosos para siempre y se elevaron despacio rumbo a su lugar eterno en la noche del mundo.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla
Genial amiga, sencillamente genial, abrumador, conmovedor, imaginativo, como dicen los franceses ¡Chapeau!
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Me encanta que te guste, saludos!
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Hola Ana, Me ha enamorado este cuento. Es precioso 😍😍. Un amor imposible entre un mortal y una estrella. Muchos besos.
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Que bueno que te gustó! Saludos!
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Preciosa historia, Ana. 😍 Enhorabuena 👏👏
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Gracias!
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Qué bonito cuento, Ana, me hace suspirar.
Un abrazo
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Me encanta que te guste, gracias por tu visita!
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¡Hola, Ana! Un precioso cuento, de esos que uno disfrutaría escuchar al calor y luz de una hoguera, durante una noche de verano. Un abrazo!
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Muchas gracias David!
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