
Pilar regresó a casa muy abatida… ¡había sido un día negro! La presentación en la que había estado trabajando tan arduamente las últimas semanas había sido un fracaso, como consecuencia, su trabajo peligraba. Había rumores de que su novio, le estaba siendo infiel con un instructor de karate. Su hermana le había telefoneado, e histérica le soltó que necesitaba urgentemente un préstamo. Para colmo, su departamento era ahora la boca de un lobo pues se había olvidado de pagar la factura de la luz. Mientras encendía velas por todos lados, decidió hacer un juicio sumario. Alguien debía pagar por todo lo que estaba pasando.
La televisión fue encadenada y enviada al cuarto de los trebejos. Su libro preferido fue vetado por un mes y aislado en un cajón de su clóset. Su gato también fue encontrado culpable, se le condenó a un mes sin sus juguetes preferidos. Al microondas se le hizo saber que tenía prohibido ser útil durante al menos treinta días so pena de irse donado al asilo de ancianos.
Después de repartir los castigos correspondientes, Pilar se sintió mucho mejor. Mañana sería otro día.
Autor: Ana Laura Piera / Tigrilla